ONCE

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Desperté de golpe.

Esa pesadilla me está desesperando. No sé qué hacer para no seguir viendo eso en mis sueños, para no seguir viendo aquella mujer con rostro muerto que me persigue por el pasillo de alguna casa que ni siquiera conozco...

No sé de dónde salieron estos pensamientos que me atormentan cada noche.

Cuando despierto Isaac ya no está...

¿Dónde se habrá ido?

Ya es de día y veo el sol asomándose por la cortina de mi cuarto, mi cuarto del hospital. Aún sigo con esta ropa muy incómoda, me sorprende que haya podido dormir tan bien con esto que traigo puesto sobre mi piel. Es como una capa más de piel tan delgada que parece que ni siquiera tengo ropa. Me siento desnuda, me siento expuesta y lo peor es que no tengo otra ropa más que la que me brindan aquí.

Aún me sigo preguntando dónde está Isaac y al pensar en él me acuerdo de lo que pasó la noche anterior...

Tengo que saber si todo fue un sueño o si de verdad fue real y es por eso que también quiero encontrarlo, para preguntarle y quitarme esta incertidumbre de la cabeza. Estaba tan cansada anoche que mi cabeza podría crear imágenes no reales...

Salgo de mi habitación y veo, por primera vez, que el hospital está vivo... no literalmente, me refiero a que hay gente caminando por los pasillos, personas con batas blancas, mujeres vestidas de blanco de pies a cabeza, personas en silla de ruedas o con muletas o con una andadura y niños. jugando por los pasillos. Tengo miedo de que vayan a llegar a tirar a ese viejito que viene por allá.

Al terminar de observar el hospital me dispongo a buscar a Isaac.

Recorro cada rincón del piso donde me encuentro que decido ir a los demás pisos. Recorrí todo el hospital... sólo me faltaba un lugar por buscar y esperaba de todo corazón que él estuviera ahí.

Bajé al sótano.

Aún no decido si haber bajado al sótano fue lo mejor o lo peor que pude haber hecho...

Cuando La Luz Se Vuelve OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora