Pero la espera valió la pena

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Narra Calb

- no lo es, no con migo aquí - Alcé la vista, su cara reflejaba una mirada que no había visto en años. 

Quién es ella? Quién es como para provocarme este sentimiento de melancolía, este sentimiento de abandono, este sentimiento de protección.  Cómo es que alguien como ella me produce tantas cosas a la vez, me hace sentir enojado pero calmado, triste pero feliz, concentrado pero distraído. Cómo es que me produce dos sentimientos opuestos a la vez?... Por qué una persona como ella no se a ido aún? Por qué?

- Por qué... después de todo lo que te hice... después de todo lo que te... hice- se me quebró la voz, las lagrimas amenazaban con salir, pero las contuve a toda costa. Desvié la mirada, no podía verla a la cara, alguien como yo no merece ser feliz. No merezco amigos, no merezco sus sonrisas, no lo merezco... no. Cómo es que después de como la trate, la molesté, la torturé, cómo es que después de todo eso me pregunte si puede ser mi amiga? No tiene sentido... no tiene sentido.

- Porque todos cometen errores - Eso no cambia nada.

- yo no merezco tu amistad, yo... no merezco ser feliz... - una calidez invadió mi cuerpo, levanté la vista comprobando como dos brazos me rodeaban. La miré un tanto desconcertado, me había tomado por sorpresa. Por un lado estaba incomodo por su tacto, no estaba acostumbrado a este tipo de afecto, por el otro , muy en el fondo, sabía que necesitaba uno.

- tu mereces mi amistad más que nadie- susurró a mi oído.

- yo... yo no... - no pude evitarlo, no pude contenerme, no pude. Me sentí un niño de nuevo, un niño indefenso que llora en un rincón. Las lágrimas me volvieron al pasado, a ese aterrador pasado... pero... 

- todos merecen ser felices- hizo un pequeña pausa- tú estas incluido- dijo suave, tanto que logró desbordar el vaso. Lloré, lloré como nunca lo hice, y la abracé. Maldigo a aquel que te halla traído hasta mí Diana, pero al mismo tiempo le agradezco tu llegada.

- yo no lo merezco! yo no lo merezco!- sollocé. Siendo sincero, no sé si lo decía de verdad o  porque se daba el momento o... por el simple echo de que quería volver a escuchar esas palabras.

- si te lo mereces

Esas palabras que creí nunca escuchar, esas que me eran inexistentes. Era el mismo sentimiento que cuando un padre le dice a su hijo "estoy orgulloso", pero para mí esas palabras eran más profundas... tardaste años en aparecer Diana... Pero la espera valió la pena... 





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