Félix, por favor

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Narra Diana

-ahhh!!- gritaba y le pedía que me soltara, pero él no me hacía caso- bájame!- le demandé, mas bien supliqué.

-terror a las alturas?- preguntó con una gruesa y fuerte voz. Yo solo seguí gritando y suplicando para que me soltara.

Luego de un rato decendimos a lo que parecía el pié de un abismo. Al soltarme faltando aún unos metros, el golpe en la cabeza logró desorientarme por un momento. Al localizarme, Félix ya estaba en su forma más humana. Se acercó y yo como reacción retrocedí. Su sonrisa de oreja a oreja me dejó un mal gusto en la boca.

Narra Calb

No hay nadie. Al salir de la sala de música sentí algo raro con la precensia infiltrada, cambiaba constantemente de lugar, y eso me confundía y alteraba cada vez. Pero de pronto desapareció... también la de Diana. Corrí hasta el salón y al no encontrarla me alteré. Otra vez?! No, esta vez lo haré diferente.

Olfateé todo a mi alrededor y un ligero rastro de Diana se encontraba en el aire. No sólo la de ella, el repugnante olor de esa persona lo acompañaba. Lo seguí hasta afuera pasando sin cuidado alguno por los extensos, y en estos momentos frustrantes, padillos donde perdí el rastro.

- maldición!- exclamé pateando una piedra- te mataré Félix- murmuré con odio.

Traté de calmarme un poco y suponiendo lo que creo, miré al cielo. Agradezco haber leído el libro de Aerodinámica. Calculando que tomó vuelo, dejó un pequeño rastro con las nubes al pasar volando y deformarlas de cierta manera conveniente.

Sin perder tiempo o dudar de lo decidido seguí aquellas nubes diferentes a las otras que parecían simples pedazos blancos de algodón. Mientras me concentraba en el camino, que me provocaba un raro sentimiento de familiaridad, gestes cantidades de pensamientos rondaban por mi cabeza. No podría expresar todo lo que siento, a causa de tanto pensar un notario dolor de cabeza me invadió. Odio. Un odio, seguro mutuo, dirigido al pelinegro. Preocupación. Estaba preocupado por Diana, no me sentía cómodo el que ella esté cerca de Félix. Miedo. No sabía de lo que era capaz de hacerle, más bien, si sabía, y eso me aterraba... Y tal vez... arrepentimiento... si Diana no me hubiera conocido... si no me hubiera considerado su amigo... tal vez si no me hubiese enamorado... tal vez no estaría en peligro. Angustia. Estaba angustiado, y si todo lo anterior era cierto?

Tengo que llegar rápido!

Félix, te mataré.

Oh santísimo dios! No le hagas nada!

Félix, por favor...

Por favor...

Déjame ser feliz...

Déjame...

Déjame amar...

Que cliché!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora