Qué otra cosa sería?

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Narra Diana

- Por qué eres tan cerrado?

- Por qué no debería serlo?- suspiré rendida. 

No podía obligarlo a decir algo que no quería, no podía. Me acosté en el pasto al lado suyo mirando el cielo en el que se encontraban algunas que otras nubes tales como pedazos de algodón sobre una fina tela celeste.

- no quiero pelearme contigo, eres difícil de hayas luego

Calb no contestó, ni siquiera mostró un gesto ante mi comentario. 

El silencio abundaba en el ambiente, no era incomodo, no a mi parecer. Solo se escuchaban los sonidos de la naturaleza y levemente nuestras respiraciones. Los dos nos encontrábamos boca arriba, yo tenía las manos entrelazadas sobre mi estómago contemplando las nubes, a excepción de  Calb, se encontraba con ambos brazos al costado de su cuerpo y sus ojos cerrados.

Algunos de mis mechones negros se me cruzaban y como reacción los soplaba para quitarlos. En eso noto un rápido y brusco movimiento. Volteo para ver un dragón sentado con los ojos cerrados y el ceño fruncido. Lentamente sus puños se cerraban.

- Calb qué está- me interrumpió.

- hay alguien en el castillo- se paró- quédate aquí

- pero- volvió a hacerlo.

- Diana, quédate aquí- lo perdí de vista cundo cruzó la puerta.

No sabía que hacer, yo quería ir, pero Calb me dijo que no. Tal vez es solo un caballero, qué otra cosa sería?

Narra Calb

Hace rato que sentía algo raro en el lugar, hasta que pude notar una presencia, más extraño es que no la noté hasta hace recién, suelo hacerlo desde mucha distancia. Parece haber llegado hasta mi biblioteca. Subí ágil y  silenciosamente las escaleras, y sin causar ningún ruido abrí la puerta.

Lo que me encontré no me gustó. Definitivamente lo que vi me provocó una ligera mueca de odio. El de cabellos oscuros se paró del asiento y se me acercó con una odiosa sonrisa en el rostro. Cuya sonrisa odio con mi alma.

- tanto tiempo, no me extrañabas?- preguntó con un tono egocéntrico.

-  lárgate- fue la respuesta inmediata que le di. Éste bufó cerrando los ojos, demostrando en ellos al abrirlos diversión y burla. 

- siempre me encantaron tus bienvenidas- dijo con un tono de sarcasmo.

- lárgate!!- repetí ya irritado con su presencia.

- cálmate, quieres?- dijo levantando ambas manos en son de paz.

- solo vete- espeté, me crucé de brazos.

- claro, pero volveré- caminó hasta la puerta y al estar a mi lado, me susurró al oído- y espero que aquella persona esté muerta- una sonrisa maligna se dibujó en sus labios- sabes que cumplo mis promesas

Me quedé inmóvil en el lugar. 

No te los mereces...

Lo único que podía pensar era en el espantoso ruido que producían sus risas llenas de oscuridad y terror que resonaban en la habitación. 

Hahaha...

Me puse pálido, mucho más de lo que ya soy. Me temblaban las piernas, no sabía que hacer. 

HAHAHAHAHA...

Un horrible escalofríos me recorrió todo el cuerpo produciéndome la piel de gallina.




Que cliché!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora