Lo siento

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"Y para inmortalizar la memoria de esta firme conciliación, ordenó al señor de Verona que los cuerpos de los dos infelices amantes fuesen colocados  juntos en el sepulcro que les vio morir, erigido en columna de mármol y cubierto de inscripciones. Así, pues, entre las raras excelencias que se muestran en la ciudad de Verona, ninguna tan célebre existe como el monumento de Romeo y Julieta."





Lanzó un largo suspiro- Fin- Dijo casi murmurando sin expresión alguna en el rostro- No puedo creer que te haya leído todos los libros de romance, así que espero que te haya gustado porque este era el último...

Esperó. Esperó una respuesta inexistente y con una triste sonrisa se dirigió a uno de los enormes estantes, miró los libros dudoso. No sabe cuando empezó con esto, fue un día que se le ocurrió leerle en voz alta y eso con el tiempo se volvió algo cotidiano. Después de todo, lo único que hacia al empezar el día era buscar un libro y leerlo para que lo escuche... esperando esas respuestas más silenciosas que el aire.

- ¿Quieres que te lea algo de aventura? Tengo algunos por acá- Se agachó buscando entre los de abajo- A ver... Mira- Sacó un libro y se volvió a sentar- Te puedo leer este, los de Julio Verne son buenos- Abrió el libro y se aclaró la garganta- Capítulo 1...- Comenzó a narrar.

(...)

Al llegar la noche interrumpiendo la historia a la mitad, el joven albino cerró el  libro y murmuró "supongo que seguiremos mañana", se levantó y guardó el dichoso libro.  Hecho esto se volvió a acercar a los sillones y parado se quedó mirando aquél rostro pálido que se encontraba acostado sobre uno de los sillones, se sentó en el piso al frente de ella. Su mano lentamente se posó sobre su otra muñeca y suavemente se empezó a rascar en esa zona llena de cicatrices.


- ¡DIANA!


"Si tal vez hubiera reaccionado antes..." era lo que pensaba, mas él sabía que el tal vez no sirve de nada más que para lamentarse a uno mismo.


- Calb...


Su nombre... fue lo que creyó leer en sus labios antes de que estos se pintaran de rojo.

Su mano comenzó a rascar más fuerte dañándose a él mismo, empezando a crear nuevas cicatrices y abrir alguna viejas. El albino no prestaba atención a su propia sangre que emanaba de su muñeca izquierda, solo mantenía la vista pegada en el rostro del cuerpo de la chica en su sillón. Sus lágrimas caían y caían empapando su camisa, volviendo a agrandar su lago de tristezas y penas, en el cual todos los días se llenaba con nuevas lágrimas. Lamentos eran lo único que se escuchaba en ese castillo desolado y en ruinas, siempre a la misma hora, siempre al terminar de leer.

Al calmarse un poco levantó el cuerpo inmóvil y cargándolo con suma delicadeza se lo llevó a una habitación bastante grande con una cama ancha como para dos. El chico acostó a la muchacha a un lado y él se acostó del otro tirando al suelo un viejo libro que ocupaba espacio en el colchón. Un libro grande y grueso, marcado en una de sus páginas antiguas con un listón rojo y viejo.

 "Coma: Fisiopatología

El coma es producto de lesiones estructurales del sistema nervioso central, tales como, hemorragias, tumores, inflamaciones, etc. Puede también ser consecuencia de un fallo difuso metabólico o tóxico que afectan a los núcleos de la base, un complejo bosquejo nervioso ubicado a lo largo del tallo cerebral, del cual dependen el estado de alerta y la vida de relación [...]"

- Lo siento...

La abrazó de la cintura y recostó su cabeza sobre su pecho como un niño buscando el consuelo de su madre.

- Lo siento...

(...)

Al día siguiente se despertó con dolor de cabeza, algo que también se había vuelto costumbre. La abrazó más fuerte de la cintura y luego de un rato se sentó sobre el colchón mirándola, se acercó a su rostro, miró cada detalle de el. Sus cabellos negros como la noche caían sobre su rostro, sus pestañas largas que ocultaban de su mirada un par de ojos de un color extrañamente hermosos; esos ojos de color ámbar, su suave piel. Pero su vista se frenó en sus labios, tan finos y rosados. "¿Cómo se sentirá besarle?" pensó y sin dudarlo se acercó al rostro ajeno, cerró los ojos. Al estar a unos centímetros se frenó y luego se alejó, simplemente no le vio el sentido de hacer eso sin una reacción externa. Se levantó y dijo:

 - Te buscaré un libro - Dijo con una voz indiferente, fría como el invierno. Luego miró el cuerpo y sonrió de forma vacía - No quiero que te aburras estando a mi lado.


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Sip, aquí termina y hay segunda temporada, tranquilos. No la voy a hacer tan larga, serás unos 20 capítulos, no más. Pero aún queda un capítulo, no te vallas.

Eso es todo y si has llegado hasta aquí espero que te haya gustado. Gracias por leer.



Que cliché!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora