Nadie más...

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Narra Calb

Ya decidí, si se atreve a siquiera acercarse a ella lo mataré. Lo aré, lo aré, lo a-

Algo suave y cálido hizo contacto con mi mejilla derecha, interrumpiendo con mis pensamientos. Mis ojos se abrieron cual plato y mi rostro no tardó de una tez blanca en ponerse de un color carmesí muy notable.

- menos mal también sirve contigo, de vez en cuando Louis se distraía de una forma rara y así era la única forma de volverlo a la tierra- decía negando con la cabeza.

Y ahí va ese estúpido nombre otra vez. Fruncí el ceño disimuladamente para que luego no me esté molestando con su tonta preocupación, preguntas e intentos de animarme. Pero había algo que no me gustaba al escuchar su nombre, creo que muchos lo llamarían culpa. Culpa por alejar a alguien que Diana quiere, pero yo no quiero que por él Diana se valla. No quiero.

- lo extrañas? -pregunté, bueno, casi que lo susurré.

- claro que sí- me esperaba esa respuesta. Cómo no lo iba a extrañar? bajé la mirada, me deprimió pero así tenía que ser- él es mi amigo, y lo quiero tanto como a ti- la miré. No me esperaba esa sonrisa, esa que hacía que pareciera un día soleado en medio de la tormenta.

- no cambias- suspiré.

- oh mira! un charco!- al lado nuestro se encontraba un charco de lodo, Diana se acercó y saltó sobre él- siempre quise saltar uno! bueno, siempre quise jugar bajo la lluvia.

- segura que tienes 18?- pregunté divertido.

- claro que sí- se cruzó de brazos e infló sus mejillas dándole un aspecto de niña pero a la vez tierna.

Me acerqué- es que tienes una personalidad infantil, y es raro a tu edad, sobre todo sabiendo que eres una princesa.

- y tú tienes una personalidad muy madura y aburrida- dijo enojada.

- puedo ser divertido si quiero- fruncí el entrecejo.

- pruébalo- me miró con recelo.

- bien, pero antes ¿eres cosquilluda?

- si, por qué?- sonreí psicópatamente- no, no, no, Clab NOOO! - salió corriendo.

- no escaparas mi princesa!- dije viendo como corría de mí.

Menos mal ella no estaba ahí para ver como me  sonrojaba al darme cuenta de lo que dije. Debí haber dicho princesa no mi princesa. Por dios, qué me pasa?

Dejé de lado mis absurdos pensamientos y me dediqué a buscar a Diana quien seguía corriendo, pero, para su desgracia, logré alcanzarla.

- te encontré!- la atrapé entre mis brazos.

- no, Calb no!- pataleó- haha basta! hahajajaha Calb! hahaha basta!- en eso, por los movimientos bruscos de Diana perdí el equilibrio y ambos caímos sobre el húmedo pasto. 

- l-lo siento!- tartamudeé.

- jajajaja- su risa resonó en mi cabeza y por alguna razón me dieron ganas de reír. Su hermosa risa me fue contagiada.

- jajajaja- y así la pasamos bajo la lluvia riéndonos. Cualquiera pensaría que eramos raros, que eramos diferentes, que...

Eramos nosotros y nadie más...



Que cliché!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora