Nunca tomaste té?

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Narra Diana

-Pero miren que tenemos aquí- escuché una voz joven y varonil. Me di la vuelta pero no había nada ni nadie.

Miré a los costados y al no encontrar a nadie, me di la vuelta media dudosa y me tensé al encontrarme a alguien alto frente mío. Me asusté al darme cuenta que no tenia cara, era totalmente negra, solo podía distinguir una sonrisa enorme y aterradora con unos diente afilados.

Salí corriendo, no sé por qué, estoy acostumbrada a que me aparezcan de la nada, pero aun así corrí. Algo de ése me daba mala pinta.

Cuando llegué a la biblioteca cerré la puerta detrás mío. Suspiré aliviada y me dejé arrastras por la puerta hasta quedar sentada en el suelo.

- es de mala educación salir corriendo de alguien así- apareció ante mí, pero sin esa sonrisa. Chillé y comencé a temblar. Me estaba por parar pero él ya vio mis intenciones- no vale la pena, no lograras escapar, solo quería ver tu reacción ante mí, y como esperaba me decepcionas- dejó ver esa sonrisa otra vez. Ante ese gesto mi piel se puso cual gallina, y él lo noto- lo sé, no a muchos le gusta mi sonrisa, pero me da igual.

- qué q-quieres?- tartamudeé. 

- qué quiero? pues- tomó una pausa para sonreí más tenebrosamente- desgarrarte viva, sacar cada órgano de tu cuerpo, beber de tu asquerosa sangre, escuchar tus gritos desgarradores y verte suplicar para que por una vez de todas te quite la vida, no te parece divertido?- comenzó a reírse como un psicópata- JAJAJAJAJAJAJA- mientras reía se acercaba a mí.

- aléjate!!- retrocedí, pero lamentablemente estaba la puerta tras mi espalda- AHHHHHH!!! ALÉJATE!!!- se acercó más y más, y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para agarrarme de la barbilla, acortó nuestra poca distancia y el sujeto me lamió la mejilla izquierda.

- disfrutaré torturarte- susurró con una voz ronca a milímetros de mi oreja. No sabía que hacer, no sabía quien era, lo único que sabía era que tenía que cerrar los ojos, llorar y pensar en que todo saldrá bien.

(...)

-AHHHHHHHHH!!!- me removí desesperada en el lugar y por esa causa me choqué con, lo que luego de di cuenta que era, el piso. Me levanté desesperada evitando completamente el dolor en mi cabeza. 

Estaba en mi habitación. En mi habitación, sana y salva. Suspiré aliviada y me pasé las manos por la cara para quitarme los pelos desordenados del rostro, y pude notar que tenía los ojos llorosos y una de mis mejillas  húmeda... la izquierda. Y si no fue un sueño?! no, no, no, no; debió ser un sueño. Claro, seguro que babeé la almohada y por eso tengo húmedo. Si, eso tiene sentido. Que horrible pesadilla! Pero lo bueno es que ya pasó.

 Me cambié con un lindo vestido rojo suelto con una cinta negra atada a la cintura, desayuné unas manzanas y frutas rojas y un té con hierbas que encontré, y me dirigí al pequeño estanque donde me bañé. Después de todo eso me sentía más relajada y energética. 

(...)

- buenos días!- entré contenta a la biblioteca, donde se hallaba Calb leyendo uno de sus tantos libros de astrología. Antes de contestarme, dejé sobre la mesita de luz una bandeja con dos de las cinco tazas que no están rotas, con té que preparé para los dos. 

- empiezas desde tan temprano a molestar?- preguntó serio y sin dejar de leer. Me alegra que no esté igual que ayer, ya me estaba preocupando. No me malinterpreten, sigo preocupada, pero lo estaría más si siguiera así. 

- sé que muy en fondo me quieres igual, molesta o no- me acerqué a la tercera estantería y agarré uno de los tantos libros de romance y tomé lugar junto a Calb.

- qué es eso?- señaló las tazas sin apartar su vista.

- nunca tomaste té?- pregunté asombrada.

- no, qué es?- lo miré por unos segundos como un bicho raro. No lo podía creer.

- es una bebida de distintas hiervas, no lo hice tan rico, ya que lo hice con lo que pude, no podríamos salir a comprar al pueblo, además de que los más ricos salen muy caros y tú- 

- no soy pobre, si es eso lo que ibas a decir- me interrumpió.

- a no?- pensé que si lo era, digo vive en un basurero.

- tengo una pila de oro y diamantes debajo del castillo- dijo simple- por qué crees que nunca te topas con un caballero?- no contesté y él lo hizo por mí- lo primero que buscan es robar mi oro y luego a ti... claro que nunca llegan a la segunda etapa, y de vez en cuando ni a la primera- agarró la pequeña taza y bebió.

- ah- dije decepcionada- ahora me siento mal- agarré mi taza y bebí algo decaída.

- que rico, cómo se hace?

- algún día  te enseño- le sonreí.




Que cliché!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora