Ese nombre

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Me quedé mirando fijamente la puerta de Ana, no entendía nada. Cuando salí de mi estado de incomprensión absoluta volví a llamar al timbre para más tarde empezar a dar golpes a la puerta. Cuando me calmé y decidí parar rodeé la casa hasta dar con las ventanas de la cocina, estaban abiertas.

Pensé, pensé en que estado encontraría a mi novia y en cual sería su reacción al verme, sin permiso, dentro de su casa. Eliminé esos pensamientos y decidí ser valiente, en un abrir y cerrar de ojos estaba dentro de la pequeña cocina. Fui intentando no hacer ruido hacia su cuarto, una espaciosa habitación rosa forrada de posters que no concordaba mucho con su supuesta madurez. Y allí la vi, estirada en su cama mirando fijamente a quién sabe dónde.

-Hola Ana.- Dije calmado, para asustarla lo menos posible.

Tras un pequeño sobresalto ella me miró, sus ojos seguían llorosos. Se hizo el silencio y, de repente, corrió hacia mí y me abrazó con fuerza. Sus lágrimas caían sobre mis hombros, yo simplemente dejaba que todo pasara, no sabía como reaccionar ni que decir, pero ese abrazo consiguió relajarme.

-Tranquila...- Mientras ella seguía en mis brazos yo intentaba calmarla mientras le acariciaba el cabello.

Cuando por fin dejó de llorar se separó de mí y nos sentamos los dos en su cama.

-¿Que ha pasado Ana? ¿He hecho algo malo?

Negó con la cabeza.

-Scott soy una cobarde- No me miraba a los ojos- Yo te quiero muchísimo, pero tengo mucho miedo. No se que hacer...Estoy aterrada.
-¿De que tienes miedo? ¿Ha pasado algo?
-Muchas cosas... Y no se como asimilarlas.
Le di la mano y la miré a sus preciosos ojos.
-Puedes contármelo todo, ¿Ya lo sabes no?
Ana iba a hablar cuando, de repente, la puerta se abrió y dejó ver a su madre.

-Scott! Hola! ¿Como ha ido por Londres?

-Muy bien, gracias por preguntar. - Respondí sin querer continuar la breve conversación, cosa que ella pareció notar.

-Bueno, voy a la cocina. ¿Queréis algo de comer?

Negamos con la cabeza.

-¿Seguro?- Insistía ella- ¿Ni unas galletas?

-No mamá, no tenemos hambre.- Le dejó claro la rubia.

-Entonces supongo que me voy- Antes de cerrar la puerta recordó algo- Ana, había otra carta para ti en el buzón.

Ana cogió en silencio el sobre y su madre, después de mirarnos extrañada una vez más, se fue de la habitación.

-¿Quien te envía cartas?- Reí pensando en quien podía utilizar ese medio de comunicación en pleno siglo XXI.

Sin dar ninguna respuesta abrió un cajón, donde pude ver muchas cartas más, y la dejó ahí para después volver a sentarse en la cama.
De repente vi un cambio en su actitud, los ojos ya no le brillaban por las lágrimas y parecía estar auto-convenciéndose para decirme algo. Y lo hizo.

-¿Cuando ibas a hablarme de Jane Brown?- De repente me encontraba frente a una mirada sorprendentemente fría.
Quedé helado, no me esperaba esa pregunta tan de repente.

Tuvo que volver a hablar ella para hacerme reaccionar.

-Scott, contéstame. Necesito explicaciones.

-¿A que viene eso? ¿De donde has sacado ese nombre?- No quería contestar, no quería volver a revivir toda la historia y echarla de menos otra vez.

-¿Ves ese cajón donde están las cartas?- Asentí- Pues levantate y leelas todas.

En ese momento supe perfectamente lo que iba a pasar. Me acerqué al cajón y abrí el primer sobre que fue a parar a mis manos.

El sobre contenía el expediente de Jane cuando entró a Sumber, donde aparecía el delito por el qual había sido encerrada en el correccional, su foto y su casi interminable lista de enfermedades mentales. Dentro también encontré un papel, que parecía arrancado de alguna libreta vieja: "Ahora sabes a lo que te enfrentas zorra"

La miré, pero ella no dijo nada.
Seguí leyendo las demas cartas, estas si eran escritos. En algunas contaba su historia conmigo, y las complementaba con amenazas para hacer que me dejara. Entendí que estuviera asustada, esas cartas eran horripilantes.

"Nada es lo que parece", "No me cuesta nada esconder otro cuerpo" ,"No me subestimes cariño, tengo una colección de cuchillos", "Como llames a la policía tu mamá tendrá que llamar a una funeraria".

La parte de abajo siempre estaba firmada con un escalofriante: "Con amor,J"

Mi experiencia con Jane Brown.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora