La fiesta.

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Ya hacía 5 días que no veía a mi chica, y 2 semanas desde que era libre. La necesitaba demasiado, pero mi padre siempre me evitaba cuando le preguntaba como llevaba su caso, cosa que hacía dos veces al día.

Me dirigía a hablar con él, quería ver a Jane y necesitaba transporte. Abrí la puerta que daba a la calle para ir al garaje a buscarlo, ya que era ahí donde estaba la mayor parte del tiempo (Es raro para un juez, pero él es así). Cuando salí pude ver a Anna, mi vecina nueva, mirándome con una bonita sonrisa.
-Mirad quien se ha dignado a salir de casa!- Bromeó ella.
-Hola rubia, que haces aquí?
-No puedo venir a verte?
Yo y Anna habíamos empezado a vernos bastante seguido, ya que éramos los únicos adolescentes de ese barrio y nos aburríamos continuamente. Nos habíamos hecho muy amigos en tan poco tiempo, pero aún así no sabía nada de mi historia en el correccional.
-Quieres pasar?- Pregunté yo, mirándola con una ligera sonrisa.
-No, tengo prisa. En realidad he venido a decirte que esta tarde, a partir de las 7, hago una fiesta por mi cumpleaños, así que estás invitado.-Se la veía emocionada.
-Gracias rubia, pero no creo que vaya...
-Porque no?!-Fingió una cara triste, cosa que me divertía mucho.
-Tengo otra cosa que hacer.
-Pues lo cancelas!- Decía riendo- Que es más importante que yo?
-No quiero deprimirte, así que no voy a contestar esa pregunta- Ella me golpeó levemente con el codo.
-Te obligo a venir.- Su sonrisa no desaparecía.
-Pero no conoceré a nadie...
-Pues yo te los presento.
-No te vas a rendir?- Le dije levantando una ceja.
-Sabes que no. Te espero en la fiesta eh.- Se giró riendo, para ir hacia su casa.
-Ya veré si puedo ir...
-Claro que podrás!- Esto me lo dijo divertida desde el otro lado de la calle, y después entró por su puerta.
Decidí abandonar la busqueda de mi padre, hasta que él entró en la casa. Me quedé pensando en si decirle que me llevara o no, y decidí que debía ir a la fiesta. Aunque esa noche tuviera que despertarme una vez más por una pesadilla, tal vez podía aguantar un día más sin Jane. La echaba mucho de menos, pero podía.
A las siete ya estaba en la fiesta,había muchísima gente. Me costó encontrar a Anna, pero lo conseguí. Estaba hablando con dos chicas morenas, que me miraron de arriba a bajo cuando llegué.
-Scott, has venido!- Exclamó ella.
-Porque te sorprende? Me has obligado.
Ella se echó a reir hasta que se dio cuenta de que sus amigas no entendían nada.
-Scott, estas son mis mejores amigas, Jenny y Celia.
Las saludé con un movimiento de cabeza, me daba un poco de vergüenza estar ahí. Al final me vi obligado a relacionarme con amigos de Anna, para no ser el bicho raro. De repente me vi bailando con Jenny y un chico de pelo azul.
Pasaron unas horas y la fiesta se descontrolaba cada vez más, la música retumbaba en mis oídos, y por eso (y por la cantidad de alcohol que había en mi cuerpo) el mareo de siempre apareció. Decidí ir a una de las salas, por suerte estaba vacía y pude tumbarme tranquilo, a pesar de que el ruido de esa música infernal traspasara las paredes.
Mis ojos se cerraban lentamente, la habitación, junto con todo lo que había dentro de ella, daba vueltas en mi cabeza.
De repente se abrió la puerta, lo primero que percibieron mis ojos fue una preciosa melena rubia que se acercaba a mí.
-Scott?
Era Anna, que también estaba bastante afectada por su fiesta. Se acercaba a mi tambaleándose.
-Scott aparta que necesito sentarme...
Le hice un hueco para que pudiera descansar. Se sentó a mi lado.
Se apoyó en mi hombro y sus ojos, como los míos momentos antes, se empezaron a cerrar.
-Rubia...no te duermas...- Susurré yo en su oido.
-Me encanta que te preocupes por mi Scott...
A mi simplemente me salió reír, ella estaba peor que yo.
Me miró. Me miró con esos ojos azules preciosos, podía ver el estado en el que se encontraba Anna a través de ellos. Y de repente, no se como, podía sentir su respiración sobre mis labios, a centímetros de mi.

Mi experiencia con Jane Brown.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora