Final.

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Le prometí a mi novia que, de momento, no haría nada al respecto. Le escribí a mi madre diciéndole que me quedaba a dormir con Ana, y así lo hice.

-¿Estabas enamorado de ella?- Preguntó de repente, cuando ya hacía rato que habíamos terminado la conversación sobre Jane y que estábamos tranquilos tumbados en la cama.

Yo simplemente la mire y asentí. Sonrió levemente, dando por terminado el interrogatorio.

Dormimos abrazados, bueno, ella fue la única que durmió. La mañana siguiente la pasamos juntos. No volvió a aparecer el tema de la noche anterior. Su madre me invitó a quedarme a comer, y yo acepté encantado. Era una mujer rubia de unos 45 años, que se conservaba increíblemente bien. Yo agradecía que Ana viviera con su madre, ya que por lo visto su padre era extremadamente sobre-protector y conservador, totalmente lo contrarío a su ex-mujer.

-¿Y como lo habeis pasado esta noche?

Dejé de comer y beví agua, esperando a que contestara Ana, cosa que hizo.

-Bien, hemos dormido estupendamente.

La madre rió.

-Ana, hay confianza cariño- Reía ella.

-De verdad Martha, no hemos hecho nada esta noche.- Intervine yo.

- De acuerdo, de acuerdo... Me lo creo, solo porque no he escuchado nada raro desde mi cuarto- Me estaba muriendo de vergüenza.- Pero, cuando pasa, ¿usáis protección no?

No pude evitar reírme, la charla que no había tenido nunca con mis padres me la estaba dando la madre de mi novia.

Cuando terminamos de comer, y Martha se fue a su habitación a leer, Ana me acompañó hasta la puerta. Antes de que yo saliera me dio un beso.

-¿Si necesitas algo no dudes en decírmelo de acuerdo?

-Scott, no te preocupes. Lo único que necesito ahora es a ti.

Volví a casa pensando en sus palabras. Ella me necesitaba. No le importaba mi pasado, no le importaban mis errores. Me necesitaba.

Entré por la puerta deseoso de darme una ducha. El problema es que cuando estoy ahí, con el agua cayéndome por el rostro , me da por pensar. Y pienso demasiado. Y pienso locuras. Y las llevo a cabo. Igual que la de ese día.

Salí de la ducha rápido. La furia me había invadido, sin avisar. ¿Como podía estar tan tranquilo después de ver lo que la psicópata de Jane le había hecho a Ana? ¿Como podía saber que no iba a llegar más lejos?

Incumplí la promesa que le había hecho a mi novia, necesitaba respuestas.

No iba a pedirle a mi padre que me llevara al correccional, porque sabia que la respuesta iba a ser "No". Por mensaje le pedí a Xav, un amigo de toda la vida, que me dejara su moto. Yo no tenía carnet, pero él me había enseñado a conducir poco antes de entrar al Sumber. Dijo que lo lamentaba, pero que no podía.

Acabé yendo en tren, tuve que caminar unos 20 minutos para llegar al correccional, llegué justo para la hora de visitas. Para mis padres estaba en casa de Xav, en eso si que había aceptado ayudarme.

Cuando llegué a la recepción pregunté si podía visitar a Jane Brown. En menos de cinco minutos ya me habían echado, por lo visto no podía recibir visitas. Yo me puse aún más furioso, necesitaba hablar con ella, tal vez hasta gritarle. Me planté sentado en la puerta del correccional y le dejé bien claro a la recepcionista que hasta que no la viera no me iría de allí. No pareció importarle mucho.

Noté una figura detrás de mi, no me molesté en girar mi cabeza, no me interesaba saber quien era. La mujer se sentó a mi lado. Por su cabello rojo pude adivinar que era Brenda, entonces la miré.

Mi experiencia con Jane Brown.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora