Vete

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Cuando llegué a casa bajé del coche y fui corriendo hasta la puerta, la cual golpeé con fuerza hasta que conseguí que mi madre la abriera desde dentro. Mi padre se mantenía alejado a mi, mirándome fijamente. Llegué a mi habitación, después de haberme caído una vez por las escaleras. Las lágrimas de furia bajaban por mis mejillas, veía borroso y no podía controlar mis puños, los cuales golpeaban todo lo que se encontraban.
Estaba mareándome de nuevo, me costaba respirar y mis nudillos empezaban a dar la bienvenida a los nuevos moretones.
Las palabras de mi padre se repetían sin pausa en mi cabeza, parecía que mi cerebro se había empeñado en hacerme daño: "¡Esa chica es una asesina!" " ¡Es una mentirosa!" "¡Solo te ha utilizado! ¡¿No te das cuenta Scott?!".
No entendía nada, no quería entender nada. Eso no podía ser cierto. Yo la necesitaba, y ella me necesitaba a mi, eso era todo lo que sabía, y mi padre intentaba que no fuese así.
Él era un monstruo, él se lo había inventado todo. Quería que su hijo de antes regresara, quería al Scott que no conocía a Jane Brown. Le odiaba, le odiaba con todas mis fuerzas.
Estaba tirado en la cama, mirando a un punto fijo del techo, visualizándolo a Jane, y a su perfección. La puerta se abrió, estaba preparado para gritarle a mi padre, pero cuando me giré vi que no era él.
Anna me miraba con los ojos abiertos como platos, y repasaba con estos la habitación sin moverse de su sitio.
-Scott... Quieres hablar?
-Que haces aquí?
-Te he visto entrar enfadado, le he preguntado a tu madre y me ha dejado venir a verte... pero si quieres me voy.- Parecía muy convencida de que iba a decirle que no se fuera.
-Si... vete.
Me miró sorprendida, pero no se fue. Se sentó a mi lado, en la cama.
-Vas a contarme que te pasa?- Le brillaban los ojos.
-No. No me pasa nada.
-No? Y porque has destrozado tu cuarto? Para re-decorarlo? -Rió un poco.
-Exactamente. Ahora vete. - La miré muy serio, mis ojos debían dar miedo, ya que se alejó un poco de mi.
-Estas enfadado conmigo?
-Vete.
-Scott, solo quiero ayudarte. Pero si no me dejas no puedo hacerlo.
-No necesito la ayuda de nadie -La miré a los ojos- y mucho menos la tuya. Ahora vete.
-¿Porque me tratas así?Yo no te he hecho nada...
-He dicho que te vayas.
En ningún momento le levanté la voz, le hablé con un tono relajado. Fue hacia la puerta y, al llegar allí, volvió a mirarme.
-No se que te ha pasado, pero solo cuando estés dispuesto a comportarte como una persona normal podré ayudarte.
-Adios Anna.
No hubo despedida por su parte, solo una lagrima que se escapó de sus ojos y bajó por su mejilla, hasta llegar al cuello de la chica, donde la perdí de vista.

Mi experiencia con Jane Brown.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora