—Ve, busca ayuda, aquí te espero porque no puedo caminar —dijo, aún con las manos en su tobillo.
No pude evitar soltar una risa burlona. Le molestó.
— ¿De que te ríes? Hablo enserio, me dolerá al caminar.
—No me reí de eso. Es que te escuchaste demasiado dramática. Como de película —volví a reír— yo te llevaré.
—¿En donde? ¿En tu caballo blanco? —frunció el ceño.
—Y te aferras a las películas —reí ligeramente— te cargaré en mi espalda.
—¿Qué? no... no, yo no... —tartamudeó otra vez.
—No te pregunté que si querías o no, ¿cierto? —inquirí y me miró molesta, pero divertida— hablo enserio, súbete a mi espalda.
—¿No hay otra alternativa?
—No.
—Te cansaré —advirtió.
—Estamos perdiendo tiempo, súbete de una vez.
—Está bien —se resignó.
La ayudé a subirse a mi espalda, rodeó mi cuello con sus brazos pero sin llegar a ahorcarme, colocó su cabeza sobre mi hombro, tomé de sus pantorrillas, me puse de pie con dificultad pero al caminar ya era más fácil. En realidad no pesaba mucho.
—¿Ya te cansé? —susurró, cercas de mi oído.
—No.
—¿Peso mucho?
—No.
—OK.
Minutos después.
—¿Ya te cansé?
—No —respondí un poco molesto.
—¿En serio?
—Me cansan más tus preguntas, créeme —admití.
—¡Oye! —dio un golpe con su tobillo en mi pierna.
—Dijiste que te dolía el tobillo —le reclamé irritado.
—Te di con el otro pie —explicó divertida.
—Esto será eterno... —murmuré en voz muy baja, ella alcanzó a escuchar.
—¡Te escuché!
—Era para que me escucharas —al instante sentí otro golpe en mi pierna— ¡ay!, golpeas fuerte —me quejé nuevamente.
—¿Te diviertes? —me preguntó y ella si estaba divertida.
—Sí, demasiado —expresé con sarcasmo, aunque por dentro me divertía.
—Tenías razón cuando dijiste que sería divertido —se rió en voz baja.
—Sí, tenía razón —dije irritado, aunque su risa me contagiaba.
—Está bien, ya no te molestaré, ¿me dejas guiarte?
—¿Disculpa?
—Sí, es que no quiero perderme más —dijo sinceramente.
—¿Cómo?
—Guiarte —explicó haciéndolo obvio—, decirte por donde vayas. Ya sabes lo que se dice de nosotras las mujeres.
—No, no lo sé. Dime tú ¿qué se dice de ustedes las mujeres? —pregunté en tono de burla.
—Que tenemos un sexto sentido.
—Y nosotros un insisto de supervivencia —defendí.
—Está bien, haz lo que quieras.Lo pensé bien y tenía razón, desde que nos perdimos, yo era el que decía adónde y por dónde ir. Y no tuvo un buen resultado.
—Está bien, ganan "ustedes" las mujeres —me resigné.
—Genial.
Me decía por cuál camino ir, por dónde dar vuelta, estaba llegando a creer que nos adentrábamos aún más en el bosque, pero minutos después, comencé a reconocer la entrada del bosque, ya estábamos saliendo.
—Jong Hoon, alguien aquí debe agradecerle al otro —dijo ella.
—Sí, es verdad —coincidí— tú. Porque yo te cargué.
—OK, estamos a mano.
Sólo caminamos un poco más, de la entrada del bosque a la cabaña eran como cinco minutos más. Llegamos a la puerta y la bajé con cuidado, se apoyaba en mi hombro para mantener el equilibrio y poder caminar.
—Y... ¿te canse? —me preguntó, su diversión seguía presente.
—Sólo entra —refunfuñé.Entramos y no había nadie, ni nuestros compañeros, ni los asistentes del campamento, ni el profesor. Sólo estaban los empleados de la cabaña. Una servidora se percató de nuestra presencia e inmediatamente nos habló.
—¡Oh! Ustedes deben ser los chicos que se perdieron en el bosque.
—Sí —respondimos al unísono y realmente apenados por cómo nos reconocían.
—Sus compañeros junto con el profesor y los ayudantes, fueron a buscarlos hace menos de media hora.
—Oh, ¿y no hay forma de comunicarnos con ellos? —pregunté a la amable servidora que nos atendía.
—Tenemos el número de su profesor, pero no hay señal si están muy adentrados en el bosque.
—Bueno, los esperaremos —dijo Eun Ji, de cierta forma alegre.
—No creo que tarden mucho en llegar —respondió la señora—desde que se perdieron, los iban a buscar alrededor de tres horas y regresaban a ver si ya habían llegado.
—Guau, me siento importante —dijo Eun Ji, en tono divertido, reí levemente.
—Cariño ¿Qué te pasó? —le preguntó la servidora a Eun Ji, al notar que se recargaba en mi hombro y que mantenía un pie en el aire.
—Me torcí el tobillo —respondió apenada— no es nada grave.
—Sea o no sea grave, tenemos que ayudarte ¿me permites, joven? —se dirigió hacia mi.
—Sí —respondí inseguro. No podría explicarlo.
—Entonces, vayamos a curarte, muchachita —tomó uno de los brazos de Eun Ji y lo acomodó en su hombro, ayudándola a caminar. Eun Ji me soltó y sentí un escalofrió que rodeó todo mi cuerpo, extraño, lo sé.
—Jong Hoon, nos vemos en la sala de al lado —me sonrió antes de irse, imité su acción.
—Muy bien jovencita, ya tendrá tiempo para hablar con su novio —dijo mientras la hacía caminar, sólo escuché una risita nerviosa, obviamente de Eun Ji.Mi cuerpo se heló, era una de tantas personas que pensaba que éramos novios. En realidad mi cuerpo se heló porque una parte de mí, quería que Eun Ji no se fuera.
Cuando reaccioné, me di cuenta de que no había nadie en la recepción, sólo yo, parado como un tonto mirando hacia la dirección en la que se fue ella. Sacudí mi cabeza y comencé a caminar hacia las habitaciones de los hombres, era una enorme cabaña pero las habitaciones las compartíamos, yo estaba con Min Hyuk y Seung Ri. Entré a la mía.Inmediatamente tomé una ducha con agua fría, eso era lo que realmente me hacía aclarar mis pensamientos. Pero no fue así. Seguía lo extraño.
Salí de la ducha y me puse un pantalón negro, junto con una playera de mangas largas, color
blanca, hacia un poco de frío. No peiné mi cabello, sólo lo alboroté. Recuerdo que una
vez Eun Ji me dijo que se veía genial así. Y aquí vamos otra vez. Apenas unos minutos y ya estoy pensando en ella, pasamos juntos un día completo y ya la extraño, ¿Por qué?Me recosté en la cama, era realmente cómoda, nada comparado con un árbol, esto sí era comodidad. Estaba realmente cansado de tanto caminar, de dormir incómodo, de estar tanto tiempo en la naturaleza, aunque se escuche raro. Quedé profundamente dormido.
Después me levanté de inmediato al recordar que iba a verme con Eun Ji en la sala... me despertó de mis sueños ¿Cómo hizo eso?Caminé hasta allá, al cruzar la puerta me detuve,estaba ella sentada en un sofá, tenía el
tobillo vendado, observaba el televisor pero másbien parecía estar sumida en sus pensamientos.
Tenía un aspecto mejor, también se había duchado,por una extraña razón, no dejaba de mirarla.
Realmente se veía bonita.
Y nuevamente mi boca traicionó a mis pensamientos,haciendo que pronunciara la palabra
"bonita".
Inmediatamente escuchó mi voz y miró hacia donde yoestaba.
—¿Qué dijiste?
—¿Yo? —miré a los lados— nada, acabo de entrar—comencé a caminar hacia ella.
—Cierto, es lógico —regresó su mirada al televisor—ya alucino... —dijo en tono de
decepción. No entendí porqué, sólo me senté a sulado.
—¿Estás bien? —pregunté siendo atento.
—Sí, la señora, sobó mi tobillo y lo vendó, aún meduele pero estoy bien.
—Que bueno —expresé sinceramente y sonreí— pero nome refería a eso.
—¿Entonces? —preguntó confundida.
—¿Cómo te sientes de... estado de animo? Te veotriste.
—No es tristeza, sólo estoy muy confundida.
—Te escucho —musité.
—Es extraño, es como si de pronto una persona o unacosa, cambia y te confunde —me hablaba en vozmuy ligera.
Me miraba fijamente y yo a ella, hablábamos en vozbaja, como si no quisiéramos que alguien más escuchara.
—Te entiendo —respondí en voz baja y poniéndoledemasiada atención.
—Y no lo puedes entender, buscas una explicaciónlógica a ese cambio y simplemente no la
encuentras —seguía mirándome fijamente.
—Y no puedes llegar a una conclusión porque tepuedes equivocar. No te atreves a decir nada sobre ese "cambio" porque tienes dudas —concluí por ella.Hablando en tercera persona, cuando en realidadera en primera.
—Exacto —me miró sorprendida— ¿te pasa lo mismo?¿Algo te confunde?
—Síi y demasiado, no sé qué pensar —admití.
—¿Qué te confunde? —preguntó al instante.
—¿Qué te confunde a ti?
—Odio que respondas con una pregunta... —susurró yblanqueó los ojos.
—Lo siento, no puedo decírtelo porque no estoyseguro —declaré.
—Me pasa lo mismo, no puedo decírtelo —admitió.
—Porque tengo dudas —continué por ella.
—Y no lo quiero arruinar —concluyó.
CONTINUARÁ....
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(FTISLAND) Querido... querido diario
Ficção AdolescenteDEAR, DEAR DIARY Querido... querido diario; Cuando el pasado no se ha olvidado, se vuelve presente. Con una mirada comenzó todo. Él despertó en mí, sentimientos que no sabía que tenía, ilusiones que no sabía que existían, y esperanzas que nunca cre...