Capítulo 45º

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—¿Por qué no?, ella lo hizo.

—No quiero ser como ella —confesé— pero me duele ver que Cho Ah no lo quiere, tengo que hacer que Jong Hoon sepa que no es correspondido.
—¿Se lo dirás? —preguntó asombrada.
—No estoy segura, ahora que sabe mis sentimientos, pensara que quiero separarlo de Cho Ah.
—Tienes razón pero algo se nos ocurrirá —sonrió.
—Eso espero, no quiero que Jong Hoon salga lastimado.
—Ya deja de pensar en Jong Hoon, piensa en ti —me aconsejó.
—Lo intentaré —dije, no muy convencida.


Entró Jong Hoon y dejamos de hablar de eso, no quería arriesgarme a que pudiera escuchar algo. Llegó la hora del receso y le expliqué a Seol Hyun que no iría al comedor, seguro los dos estarían juntos y me haría daño a mi misma. Seol Hyun me pidió que estuviera con ella y Hong Ki, obviamente dije que no, me sentiría demasiado incómoda.

Tenía dos opciones, conseguir nuevos amigos o quedarme sola, opté por la segunda opción, parecen momentos antisociales pero sólo quiero verlo como un: mejor sola que mal acompañada. Decidí subir a la terraza, quizás me pase todos los recesos de mi vida ahí arriba, o al menos hasta que ellos dos terminen, si es que terminan.
La soledad no es tan mala como parece.


// 3 días después //
No le volví a hablar a Cho Ah, no tenía caso discutir, nada en ella iba a cambiar. Por suerte las cosas seguían igual con Jong Hoon, había tenía miedo de que me dejara de hablar o algo así, miedo de perder lo poco que tengo de él, pero eran alucinaciones mías. A veces quería decirle que Cho Ah no lo quería, pero no me atrevía, temía en que lo tomara a mal, decidí resignarme, ése ya no era asunto mío. Y a pesar de que no me quería involucrar, muchas veces me hablaba de Cho Ah, él sabía de mis sentimientos pero también moría por contarme lo feliz que se sentía, me incomodaba un poco pero nada podía hacer. Éste era uno de esos días.
—Ayer fui a una tienda de regalos para comprarle un regalo a Cho Ah —empezó a contarme y ya me estaba aburriendo, sobre todo por la ultima palabra. Bajábamos las escaleras con las mochilas en hombros, las clases habían terminado.
—¡Qué bien! —expresé pero sin interés, con los codos doblados y las manos aferradas a mi mochila. Me limité a mirarlo.
—No sabía que regalarle...


Comenzó a contar una aburrida historia o al menos a mi me parecía así, lo ignoraba a propósito y sólo contestaba con un "Mmm" "Ah" "Guau" cosas así, no quería escucharlo. Sólo me faltaba taparme los oídos y decirle "no oigo, no oigo" como una niña de 7 años. Sólo por madurez no lo hice... aunque en mi mente lo hacía.
—Entonces vi un peluche pero no me convenció —no oigo, no oigo—quería algo especial y vi una cajita musical —no oigo, no oigo—, pensé que sería algo especial —no oigo no oigo—para ti —no oigo... ¿qué dijo?
—¿Qué? ¿Qué dijiste? —pregunté al instante y me detuve en seco.
—Que compré un regalo para ti —me sonrió y también se detuvo.
—¿Sí? —pregunté incrédula— ¿para mí? —fruncí el ceño, confundida.
—Sí, para ti —rió levemente— tu expresión es graciosa.
—Ah —fui lo único que pude pronunciar— y... ¿qué es?
—Ya te lo dije, una cajita musical ¿acaso no me escuchaste? —me miró con ojos entrecerrados, de forma fulminante.
—Sí, te escuché atentamente —mentí— sólo quería confirmarlo— volví a mentir. No tenía nada de malo, eran solo mentiras piadosas.
—Está bien —se quitó la mochila de los hombros, la abrió y sacó una caja con envoltura roja metálica, con un moño plateado. Estiró su mano entregándomelo, aún no lo podía creer— tómalo, es para ti —dijo mientras sus labios se curveaban delineando una encantadora sonrisa.
—En verdad no lo esperaba —admití.
—Seguro pensaste que me olvidaría de mi gran amiga sólo porque tengo novia —enarcó ambas cejas.
—En realidad, sí —dije sin ánimos.
—¿Cómo podría hacerlo? Haz hecho muchas cosas por mí, es una forma de agradecimiento, tómalo —seguía ofreciéndomelo.
—OK —mi mano temblaba pero pude tomarlo— gracias —fue lo único que pude decir.
—Sigamos caminando —dijo e hice lo que me pidió.

(FTISLAND) Querido... querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora