Capitulo 41°

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—Sí, desde hace días. No dejo que se me junten los trabajos porque luego me arruinan los planes.
—Debí hacer eso —refunfuñe.
—Si quieres te ayudo a terminarlo —se ofreció amablemente, y me pareció algo mas que una simple ayuda de amigos.
—¿Harías eso? —pregunté incrédula y él sólo asintió— ¿aunque ni siquiera haya empezado? —advertí.
—¿Aun no lo empiezas? —estaba realmente asombrado, sólo reí nerviosamente— deberías ser mas responsable, así como yo —me guiñó el ojo y sonrió dulcemente— aún así te ayudare.
—No lo sé Jong Hoon, siempre resuelvo los problemas yo misma.
—Es sólo ayuda, para que vayas a la fiesta.
—Pero no es sólo eso, tengo que hablar con mi mamá.
—Prométeme que la convencerás —me pidió de manera muy atenta.
—Lo intentaré.

Estuve a punto de aceptar la ayuda de Jong Hoon, pero sinceramente el solo tenerlo cerca sería mucha distracción, ¡nunca terminaría el proyecto!
Al término de las clases, antes de que Jong Hoon se despidiera, me dijo que me llamaría, para recibir una respuesta.
Llegué a casa y por suerte mi madre ya había llegado. La saludé, me senté en el comedor mientras ella caminaba de un lado a otro, sólo la seguía con la mirada.
—Mamá —dije en voz baja, pero me escuchó.
—¿Pasa algo? —inquirió tranquilamente.
—Habrá una fiesta de disfraces, ¿puedo ir?
—Claro, siempre y cuando no tengas tarea —volteó a verme y me sonrió, sólo tragué saliva— ¿cuando es? —preguntó mientras se sentaba frente a mi.
—Hoy —dije mientras jugaba con mis dedos en la mesa.
—¿Y tienes un disfraz? —sólo negué con la cabeza— tienes que comprar uno.
—No sólo es eso, tengo que terminar mi tarea —llevé las manos a mi cabeza, me estaba frustrando—, Jong Hoon dijo que me ayudaría, pero no acepté su ayuda.
—¿Quién es Jong Hoon? —preguntó curiosa— ¿tu novio?
—No —reí nerviosamente— ¿por qué lo dices? —pregunté con verdadera curiosidad.
—Tus ojitos brillaron cuando dijiste su nombre —estiró sus brazos atravesando la mesa y tomó de mis manos— hace mucho que mi niña no se enamoraba así.
—Mamá —me quejé, fue lo único que pude decir.
—Tengo razón, ¿cierto? —enarcó una ceja.
—Tengo que terminar mi proyecto —me puse de pie— luego hablamos de eso —traté de ocultar mi nerviosismo, pero con mi mamá siempre era imposible. No dejaba de mirarme, y ya no tenía caso contarle, seguro que encontró la verdad en mis ojos, como siempre lo hace.
Me sonrió atentamente.
—Termina ese proyecto o si no, no iras —advirtió.
—Mamá —la miré tiernamente, pero no funcionó.
—Es mi deber como madre, lo siento Eun Ji.
—Está bien.

Subí a mi habitación, tomé mi laptop la dejé en mi cama y la encendí, me recosté boca abajo y con los tobillos al aire, no podía concentrarme. ¿Cómo iba a escribir tantas hojas y sin inspiración?
Escribía algo y después lo borraba, no me convencía, esto iba a ser muy tardado.
Minutos después, sonó el teléfono, estiré mi brazo para tomarlo y contesté.
—¿Hola? —pregunté emocionada.
—Eun Ji, soy yo —dijo Jong Hoon al teléfono— ¿Qué te dijo tu mamá?
—Iré sólo si termino el proyecto.
—Y, ¿cómo vas?
—¡Uff! —di un profundo suspiro— sinceramente, no llevo un gran avance.
—Puedo ir a tu casa a ayudarte, si así lo quieres —dijo con voz grave, hasta por el teléfono me hacía alucinar, siempre me ha fascinado su voz, y su propuesta era tentadora, pero no quería su ayuda porque me distrae mucho y nunca terminaría— ¿Eun Ji? ¿Sigues ahí?
—¡Ah! ¡Me distraje! —pensé en voz alta.
—Ya lo noté, entonces ¿qué dices?
—Lo siento Jong Hoon, tengo que terminar esto, yo sola —dije y por dentro me dolió, pero era lo correcto.
—Está bien —escuché un suspiro del otro lado del teléfono— espero que estés en la fiesta.
—Sí, yo también.
—Bueno, suerte —hizo una pausa— te quiero, cuídate, adiós —pronunció una palabra tras otra, con verdadera rapidez.
—Adiós...
Me quedé con el teléfono en la mano, escuché que colgó, salí de mi trance y lo dejé en su lugar.
Fue como si me hubiera inspirado, comencé a escribir y no dejaba de hacerlo, era como si las palabras salieran por si solas.

El teléfono había sonado otra vez y por un momento pensé que era él, pero no, era mi gran amiga y siempre oportuna, Seol Hyun.
—¿A qué hora iras a la fiesta? —me preguntó emocionada.
Creo que no fue una buena razón para haberme interrumpido. Así nunca terminaría.
—No iré —dije sin interés, aunque aún no era nada seguro.
—¡¿QUÉ?! —gritó y alejé el teléfono de mis oídos, por un momento sentí como si me dejaría sorda, pero no, seguí escuchando su voz chillona— ¡tu vas a ir junto conmigo!
—Ya te dije que no —repliqué— no he hecho la tarea, además, no tengo un disfraz.
—Eso no es problema, mañana inventaremos una excusa con la profesora, y de todo lo demás me encargo yo. En unos minutos estaré en tu casa —terminó y colgó sin que me diera cuenta de que lo había hecho.
—Pero... —fue en vano intentar decir algo, me di cuenta de que había colgado, dejé el
teléfono en su lugar— oh no... —murmuré, ahora todo estaba en manos de Seol Hyun, y eso no era una idea que me agradara mucho. Tiene ideas muy... extrañas, a veces.

(FTISLAND) Querido... querido diarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora