Niñez🌼

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[Narra Yoon Gi]

Lo acorralé contra la puerta, con ambas manos a cada lado de su cabeza. Lo miré fijamente y noté como tragó grueso; estaba nervioso.


—Tenemos que hablar.


—¿De qué?—me acercó su cara—Si ya no te importo...


Ciertamente me equivoqué con lo que dije. Yo seguía teniendo aprecio por él. Si esas palabras salieron de mí, fue simplemente porque estaba enojado. Nunca quise herirlo; sé que las cosas quedaron mal entre nosotros, pero no tenía idea de que ese idiota con el que hablé, era en realidad Jung Kook.


—¿Por qué no me dijiste que eras tú? —le pregunté en un tono calmado.


Él movió su rostro hacia un costado y frunció sus labios hacia adentro, como si no quisiera hablar de ello. Necesitaba saber el motivo ¿O acaso estaba jugando conmigo? Si así era, no se lo perdonaría.


—Vamos, Jung Kook—tomé su rostro con mi mano y lo obligué a mirarme—¿Qué es lo que intentabas hacer?


Movió su boca, intentó buscar las palabras adecuadas para explicarse, lo sabía. Creía tener recuerdo de parte de sus expresiones delatadoras.


—Quería saber si me recordabas...—su voz se escuchó en un tono muy bajo y triste—Ni siquiera llamándote exclavo lo notaste.


—¡Mierda, lo sabía! —chasqueé mi lengua. Sí, recordaba esa palabra tan mal dicha.


—Pues si sabías no se notó—lo solté y me alejé hasta sentarme en mi cama—.Creí que te acordarías de tu amigo. ¿De verdad no te importo?


—No quise decir eso—me revolví el cabello, estaba volviéndome loco y Jung Kook con sus comentarios no ayudaba a calmar mi estrés —.Yo siempre pensé en ti, pero... Tenía la sensación de que ya no querías volver a verme.


Miré sus grandes ojos con atención y pude volver, en mis memorias, unos años atrás cuando los miré por última vez antes de que se marchara del vecindario. Me sentía como el más grande de los estúpidos por no haberlo reconocido.

Jung Kook torció su boca y se sentó a mi lado, bastante cerca.


—Yoon Gi, me dolió que no reconocieras mi nariz.


Si aquello no sonaba a broma, no sé que era. Pero ambos nos reímos. Y de cierto modo era verdad. Su nariz era la pista más cercana para llegar a una clara respuesta, hasta la había comparado con una zanahoria, como aquel día en el campamento.


—Tu nariz...—la toqué—Sigue igual. Pero tú has cambiado demasiado. Nunca me imaginé que acabarías siendo un gamberro.


Su hermosa sonrisa volvió a aparecer en sus labios después de tanto. Vi sus dientes asomarse por aquella linda boca, completando la perfección en su rostro tan aniñado.


—Bueno, las circunstancias se dieron así —me apartó la mano de su nariz, riendo, porque estaba molestándolo—.Mis padres se separaron.


La sonrisa se fue de mis labios en cuanto lo escuché decir eso. Ahora entendía porqué su padre no estaba en la cena. Y por muy mal que sonara, fue un alivio. No habría podido ver a ese hombre a la cara. Desde que lo separó de mi lado, lo odié.


—Siento oír eso—le dije con toda sinceridad. Seguramente su madre la habría pasado muy mal. El Sr.Jeon siempre me pareció un hombre extremadamente estricto con cualquier cosa.


—No Importa—Jung Kook observó mi cuarto y de pronto soltó una risa.


—¿Qué ocurre?


—¿Tony Montana sigue viviendo contigo?


—No, lo eché de casa—bromeé—No pagaba el alquiler el muy desgraciado.


—¿Cómo eres capaz de cobrarle el alquiler a un fantasma?—me golpeó en la nuca—Estás más pendejo...


No dije nada y él se levantó para explorar mi cuarto. Seguramente por su cabeza pasaron los recuerdos de cuando éramos unos niños. Observó las estanterías, ahora con varios libros y CD's de música. Inspeccionó mi escritorio y los cajones descaradamente. Y si bien yo odiaba esas cosas, quería dejarlo tocar lo que quisiera.

Estuvo parado un buen rato frente al escritorio, por lo que me acerqué a ver qué era lo que miraba tan fijamente. Cuando mis ojos viajaron a sus manos, vi que sostenía una pulsera blanca y de tela, ya vieja, con una horrible caligrafía.


—Aún tienes la pulsera—me la mostró, sonriendo ampliamente —.Creí que la habrías tirado.


—Claro, es el mejor recuerdo que pude haber guardado de ti —toqué su cabeza y revolví sutilmente su sedoso pelo.


Jung Kook tomó mi muñeca y ató la pulsera en ella. Hizo un nudo que quedó medio flojo y seguido alzó su vista a mi rostro, específicamente a mis labios.


—Aún eres mi MAG—susurró, rozando sus labios con los míos.


Como si el tiempo hubiera querido que reviviéramos el mejor momento de nuestra niñez, agarré su cara entre mis manos y junté nuestros labios. Lo besé como esa vez en el ático, pero en esta ocasión el beso fue más profundo y sus manos se colaron bajo mi playera.

Nuestras lenguas, de un momento a otro, se encontraron. Mi pecho se sentía agitado, respiré con ansias mientras que seguía recorriendo su boca con mi lengua. Quizás estábamos de más emocionados, pero no me arrepentía.

Nos besamos durante un buen rato hasta que la madre lo llamó y tuvo que marcharse.

No iba a ser la última vez que haríamos eso; ahora que nos teníamos de vuelta y todo estaba solucionado, podríamos volver a empezar de 0, como buenos amigos y también como algo más.

M A G [YoonKook] ResubiendoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora