M A G [YoonKook] Resubiendo

Ops 🌼

[Narra Jung Kook]

No sé que jodida hora era, pero lo que si sabía era que mi culo ardía en llamas.

Me froté los ojos para despertar y me estiré un poco. Yoon Gi dormía a mi lado, posando un brazo sobre mi cintura. Tenía la boca medio abierta y el ceño fruncido; hacía gestos extraños, como si estuviese enojado. Era gracioso, así que lo molesté un rato. Soplé su cara y sus gestos siguieron reflejando enojo. Era un gruñón hasta en sueños.

Intenté levantarme para ir al baño, pero me dolía muchísimo. No creía que fuera tan doloroso el efecto. Y aun así, estaba más que feliz de poder haberlo hecho con él, con la persona que amaba.

Fui hasta la puerta y la abrí apenas para asomarse. No escuché ningún ruido, pero eso no quería decir que estaba fuera de peligro. Por ello tomé mis prendas y traté de vestirme. El problema fue cuando metí una pierna en el pantalón; me tambaleé y di saltitos con un pie hasta chocar con el escritorio. Me aguanté las ganas de quejarme porque me había dado un buen golpe en el dedo del pie.

Miré de nuevo a Yoon Gi y éste se dio la vuelta. Abrió un ojo y me miró confundido, bajo el efecto del sueño.

—Oye... Mmm—gruñó e intentó agarrarme, estirando su mano desde la cama—Ven, maldito bastardo.

—¿Dónde está mi "Buenos días, mi amor"?—pregunté frunciendo mis cejas.

—Mariconadas...—murmuró riendo.

Volvió a gruñir como viejo cascarrabias y después de colocarme el pantalón, me senté en la cama y agarré su mano. Vi una linda sonrisa mañanera en sus labios que hizo que mi corazón se sobresaltara. Eran tan perfecto.

—¿Qué hora es?—me preguntó, levantando un poco su cabeza.

—Según tu reloj las nueve.

Recordaba que odiaba despertarse temprano, por eso siempre llegaba tarde a clases. Ladeó su cabeza y la dejó caer sobre la almohada.

—Quiero dormir—volvió a cerrar sus ojos.

Le saqué la almohada y su cara quedó contra el colchón, lo golpeé para que se levantara y como seguro estaba enojándose, intenté escapar. Consiguió agarrarme de la cintura y me tiró a la cama.

—Te daré una lección por eso—sonrió, con sus ojos entrecerrados.

Y creyendo que me haría alguna cochinada, el muy idiota me hizo cosquillas. Estaba a punto de reír muy fuerte, no aguantaría. Y sabía que si lo hacía, nos escucharían.