M A G [YoonKook] Resubiendo

Buscando casa🌼

Llegada la mañana, siendo las diez y media, Jung Kook y Yoon Gi despertaron regalándose las sonrisas mas tiernas que nunca nadie podría haberse imaginado. Se asearon, cambiaron y ahora desayunaban en el comedor.

La madre de Jung Kook no estaba ya que salía temprano al trabajo. Por ello aprovecharon el tiempo que tenían para ordenar el cuarto y ducharse.

El peligris comía sus cereales sin prisa y cambiando los dibujitos por noticias en la televisión. Kook, mientras, tomaba un jugo de frutas y revisaba su teléfono.

—Mira, ese tipo se robó una apisonadora —Yoon Gi tragó los cereales y luego golpeó la mesa con su mano—¡Esa era mía!

Kook dejó por un momento de revisar los ajustes en su teléfono, porque ciertamente no tenía datos y no podía hacer otra cosa. Miró al peligris de reojo y sonrió; le resultaba tan tierno con el cabello despeinado como si un remolino hubiera pasado por allí, además de que tenía en una de sus  mejillas una marca. Y mientras que seguía observándolo quejarse y hablarle a la tele como un viejo gruñón que era, su cabeza voló hacia el futuro y creó una expectativa de vida en base a ambos. Jung Kook se veía junto a Yoon Gi, casado y viviendo en una mansión con un montón de bicis y apisonadoras robadas. No podían faltar tampoco los animales; Kook quería tener muchos perros, gatos, conejos, loros, camellos, hipopótamos, nutrias...

—Yoon Gi, quiero que te cases conmigo —soltó aquello de la mismísima nada. El otro escupió los cereales y tosió con fuerza.

—¿A qué viene eso ahora?—se limpió con una servilleta toda la boca y luego la mesa.

—No lo sé, es que me fui en mis pensamientos —Kook movió su cabeza negando, volvió a su desayuno y miró la tele.

—Cuando robe un anillo de compromiso te pediré matrimonio —dijo seriamente.

—Eres un delincuente —la mano del menor viajo en un rápido movimiento a la cabeza de Yoon Gi, donde le dio un leve golpe—.No quiero tener que visitarte en la cárcel. ¿Te imaginas? Nos separaría un maldito vidrio, no podría tocarte.

—Tú sólo piensas en sexo, ¿eh?—como si eso fuera cierto, el peligris sonrió pícaro y se ganó otro sopapo.

—Cállate... Y por cierto, ¿no piensas volver a tu casa?

Yoon Gi guardó silencio y fijó su mirada en la televisión. No tenía intención alguna en volver a casa, y mucho menos para ver la cara de desprecio y decepción de su padre. Seguía pensando en aquella mala actitud que tuvo frente a ambos, aunque entendía que verlos en esa situación lo había descolocado un poco, si hubiera sido una mujer no habría utilizado las mismas palabras. Aparte se metió con Jung Kook, diciéndole que nunca tendría que haber vuelto al vecindario. No tenía ningún derecho a hablarle de esa manera y por eso mismo, Yoon Gi explotó.

Por otro lado, no sabría cuál seria la reacción de su madre cuando se enterara. Pero daba por seguro que la postura que su madre adoptaría ante ello no sería la misma que la de su padre. Ella era más abierta de mente, pero aunque aceptara la relación de su hijo con el menor, se vería de todos modos influenciada por lo que su marido le dijera.

—Yoon Gi...—Kook apoyó su cabeza en el hombro del otro y lo miró con esos ojos de búho asesino—Sabes que yo te dejaría vivir aquí, pero aunque suene tan lindo, no creo que sea posible.