Capítulo 13: "A mano"

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—¡Herbert!— lo abrace por detrás

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—¡Herbert!— lo abrace por detrás.

Me alegraba verlo, después de todo, él se había preocupado por mí, me había ayudado sin esperar nada a cambio y se iba a enfrentar a Liam solo para mantenerme segura.

—¡Amelie!— atrajo mis manos más abajo y me plantó un beso en la mejilla —En serio estoy feliz de que ese animal no te haya hecho nada— acarició mi mano solitaria.

—Tranquilízate, es un tonto, pero no me haría nada malo— tome un sorbo de mi vaso.

Lo creía firmemente, tenía un temperamento estresante, era un mandón del demonio y sus venganzas era la cosa más horrible que me ha podido pasar en la vida, bueno el no ser terminadas era lo peor, pero con lo vivido la noche anterior pude ver lo dulce que puede ser, la manera tan tranquila en que me puede tratar y lo atento que era si se lo proponía.

—Veo que llevas mi chaqueta puesta, ¿te gusta tanto?— agradecí el cambio de tema, solo pensar en Liam me ponía nerviosa.

—Es cómoda y a la moda, pero la llevo puesta para poder entregártela— hice el intento de quitársela, pero él me detuvo.

—Déjala puesta, te queda muy bien, luego me la das— arreglo bien la prenda sobre mi cuerpo.

—Gracias, me tengo que ir, adiós Herb— besé su mejilla y salí disparada hacia la salida, tenía que llegar a casa de Liam.

Tuve que tomar un taxi para llegar al apartamento de Graham, había cumplido su orden y llegado justo después de terminar mis clases; el portero me había dejado subir sin preguntar, me dio un papel con unos números que tuve que digitar en el panel del ascensor, si no, no hubiera podido llegar a su piso.

Toqué la puerta un par de veces y escuché unos pasos acercarse. Liam Graham salió sin camisa y con unos pantalones de chándal colgando de la v que se formaba al final de su torso, descalzo y su pelo húmedo y despeinado; si ser sexy era un delito, Liam tenía una condena de cadena perpetua.

—Hola preciosa, me gusta cuando me haces caso— amarró sus manos en mi cintura y me besó con fuerza, sus labios atraparon los míos obligándome a moverlos con los de él.

Mis brazos amarraron su cuello acercándolo más a mí, sentí mis pies despegarse del suelo y ser movidos por los aires, la puerta hizo un ruido al cerrarse y deje que las sensaciones me abrumaran.

Mi estomago temblaba de la emoción, mi corazón se aceleró y mis manos no podían estar quietas, su tacto quemaba debajo de la yema de mis dedos, su torso desnudo era todo un placer, no podía creer que yo era quien lo tocaba, que todo el estaba a mi disposición era como un sueño erótico que se hacía realidad. Todo mi cuerpo estaba en llamas listo para que Liam lo enfriara.

—Hora de comenzar— me dejó sola en medio de la sala, caminó a su habitación, volvió con una camisa cubriendo su torso que tan feliz me había hecho minutos atrás

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