—Has solucionado eficazmente una situación imprevista, la lección de hoy ha terminado— dijo Liam luego de que le di una solución a uno de sus problemas poco probables, su imaginación podía ser astronómica.
—Gracias, creo. Dime: ¿Quién en su sano juicio se le ocurriría decir eso a mitad de un juicio?— solo se encogió de hombros —No creo que haya pasado, es decir, no gritarías a los cuatro vientos que acabas de hacer el número dos en tus pañales, además de desagradable, sería ridículo— era la situación más bizarra que me habían plantado en la vida.
—Lo creas o no, me sucedió, estuve a punto de reírme en plena audiencia, pero la mirada del juez me hizo abstenerme— él también estaba divirtiéndose con la situación.
Desde que habíamos llegado al apartamento no había comentado nada acerca de un castigo o de la divertida tarde que había agradecido en nombre de Herbert Harrison, no sabía si estar agradecida o decepcionada. Enserio quería que tramara algo, que hiciera algo de lo que él solamente sabe hacer, pero llevábamos más de dos horas en la privacidad de esas cuatro paredes y aun no sucedía nada.
—No lo he olvidado, ¿lo sabes no? — el comentario de Liam me hizo volver a la realidad, ¿no había olvidado que?
—¿De qué hablas?— creo que no había puesto atención a sus anteriores palabras.
—A nuestra divertida tarde, patrocinada por el amable señor Harrison— y él podía leer mentes, ya veía porque todos se dejaban manejar de él. Dawson y Chester debían ser muy impredecibles para no poder descubrir lo que planeaban, aunque siendo sincera, Chester era un libro abierto para mí.
—¿Tendré que agradecerle o vengarme de él?— me divertía su mirada sobre mí y más cuando sus brazos se aproximaban a mí para amarrarme a él.
No hubo respuesta, simplemente acerco nuestros cuerpos evitando que cualquier átomo de oxígeno pasara entre los dos. Estaba hechizada, sus ojos azules eran tan exquisitos que la sola amenaza de dejarlos de mirar parecía inconcebible, en ese momento mataría solo por mirarlos aunque sea un momento más.
Su cara estaba peligrosamente cerca de la mía, sus labios rozaban los míos pero se negaba a unirlos, estaba torturándome y provocándome al mismo tiempo, se sentía tan bien que no quería unirlos, aunque sabía que haciéndolo se sentiría mejor, pero el miedo de que todo fuera un sueño y estuviera a punto de despertar evitaban que intensificará el momento.
Liam no tenía miedo y no quería esperar, unió nuestros labios confirmando mis sospechas, el calor que recorría todo mi interior me tenía sofocada agradablemente, nunca pensé que sentir que de alguien más dependía mi excitación sería tan reconfortante.
Sentí una fría superficie presionando mi espalda y supe que estaba perdida, que hoy no había nada que nos detuviera.
Sus labios en mi cuello me hicieron débil y casi caigo al suelo, solo la pared y el pecho de Liam me salvaban. Posiciono con dureza las manos en mis nalgas apretándolas y empujándolas hacia arriba, mandándome un claro mensaje. Mis piernas rodearon su cuerpo y gemí silenciosamente al sentir mi entrepierna tan expuesta.
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Touch
RomanceSolo un toque basto para que ella cayera a sus pies, él supo donde y cómo tocar, pero ese solo es el inicio de la historia... Advertencia: Historia con alto contenido sexual y lenguaje fuerte.