Sentía cosquillas en la planta del pie, lo sacudí para quitarme la molesta sensación, pero esta volvió. Me queje.
—Despierta, dormilona— sentía que me hablaban, pero me rehusaba a abrir los ojos —Abre los ojos, Amelie, el desayuno está listo.
—Y tu acta de defunción si no me dejas dormir. Es domingo ¿Qué clase de monstruo eres?— me queje, aun con los ojos cerrados.
—Vamos, amor, son las cinco y media de la mañana, el sol está por salir, levántate— sus palabras salieron lentamente y dulces, como si fuera un poema.
—¿A las cinco y media de la mañana? ¿Qué clase de monstruo eres?— finalmente abrí los ojos y lo observe, estaba sobre mí, sonriéndome como si hubiera dormido durante horas y no solo dos.
—Uno que te hace tener orgasmos— lo golpeé con una almohada —Vamos, levántate, te prometo que no vas a arrepentirte.
Suspiré, pero finalmente lo hice. Me puso una de sus camisas para que no andará desnuda. Me guio hasta el balcón de su apartamento. Reí al ver el desayuno que ya estaba listo, eran cereales con leche, y la leche ni siquiera había sido agregada.
—Siéntese por acá, mi señora— se paró tras una de las dos sillas.
Le sonreí y tomé el lugar que me había sugerido. Acomodó una servilleta en mi regazo antes de sentarse en la otra silla.
—¿Estás seguro de que no me voy a arrepentir?— le pregunté.
—Te lo juro.
Él tomó la leche y la agregó a ambos platos. Tenía un poco de fresa picada y agregó algo más a ambos platos, ladeé la cabeza y lo miré detenidamente, era lindo verlo hacer cosas por mí, hacía que mi pecho se sintiera caliente y que mi corazón se acelerara, estar con Liam se sentía correcto.
Comimos en silencio. Era extraño que me hubiera levantado solo para comer cereales.
Se levantó de forma abrupta, asustandome.
—Hora del acto principal.
No entendí muy bien aquello. Me ofreció su mano, la tomé y me puse de pie. Me llevó con él hasta el barandal, se acomodó detrás de mí y me hizo mirar al frente, me rodeó con sus brazos pegando nuestros cuerpos. Sentía su calor rodeándome, protegiéndome.
Al principio estaba confundida, hasta que vi el cielo dejar de ser oscuro, lentamente iban apareciendo motas de color naranjado, incluso había partes que eran violetas, el amanecer era extraño y hermoso a la vez.
Algo frío estaba pegado a la piel de mi trasero, me queje, pero no quite mi vista del sol que comenzaba a aparecer.
—Liam, algo frío me está tocando.
La sensación no se iba. Tuve que voltearme para ver qué pasaba. Liam dio un paso atrás, dejándome ir, llevándose consigo la sensación de calor que cubría todo mi cuerpo y el pinchón frío que sentía en mi trasero.
Antes de que pudiera preguntar qué pasaba, él habló.
—El amanecer es un nuevo inicio. El sol sale todos los días y lo vemos todos los días. Quiero que seas mi sol, lo primero que vea todos los días, lo que vea todos los días. Te quiero en mi vida, Amelie.
>>Me haces perder la habilidad de hablar, pero haces que me sienta en casa. Solo verte hace que mi corazón se acelere y que mis manos quieran tocarte. Eres la razón por la cual mi piel cosquillea cuando siente el roce de la tuya, eres mi razón— me entregó una hoja pequeña.
Por un momento lo miré antes de mirar lo que había escrito allí.
¿Quieres casarte conmigo?
El aire salió de mis pulmones, no lo esperaba. Llevábamos un año y medio juntos, pero definitivamente no lo esperaba.
Mi vida por fin estaba en equilibrio, manejaba la productora que era de mi papá, mi relación con mi mamá no podría ser mejor, mi familia parecía más unida, tenía amigos incondicionales y un novio perfecto para mí. La respuesta era obvia, pero a la vez tan difícil de decir, era como sellar mi destino y me aterrorizaba.
—Contigo soy malo con las palabras, pero soy muy bueno con los castigos si no recibo la respuesta correcta, señorita Lewis— Liam estaba arrodillado delante de mí, con un anillo en la punta de sus dedos, ni siquiera lo había notado hacerlo.
—Graham, mi apellido será Graham.
—¿Eso es un "sí"?
—Sí, yes, oui, etiam. Sí, en el idioma que quieras y entiendas. Yo te amo, Liam y estaré encantada de ser tu amanecer.
Me abrazó con fuerza antes de besar mi rostro por todos lados, no podía dejar de reír, era extraño, la sensación de felicidad estaba allí y parecía no tener explicación, pero yo sabía quien la causaba.
Me miró a los ojos un momento. El azul de estos se veía más claro de lo normal.
—Yo también te amo, eres la cosa más candente y hermosa que alguna vez me ha pasado en la vida.
Besó mis labios con suavidad, como si estuviera seduciéndolos, marcándolos, recordando que solo eran suyos para besar y de nadie más.
Cuando se separó, depositó un rápido beso en mi nariz antes de poner el anillo en mi dedo, estaba frío. Era un anillo de platino, con forma de infinito, dos piedras de zafiro de un azul tan profundo que por un momento me perdí en él.
—Representan mis ojos— regrese mi vista a Liam —Para que sepas que siempre te estoy cuidando— reí, pero fue lindo escucharlo.
—Es precioso, gracias, pero ¿por qué estaba contra mi trasero?
—Quería que viera lo que tiene que cuidar mientras yo no estoy— puse los ojos en blanco, aunque probablemente hablaba en serio.
—Siempre puedo dejarlo en casa.
—Depende de qué tan intenso quieras que sea el castigo. Y hablando de castigos, usted me debe uno, señora Graham.
—¿Yo por qué?
— Por tardar en responder— me cargó sobre su hombro, como si fuera un costal de papas, reí, porque aunque no lo admitiera, amaba sus castigos y la magia que estos le hacían a mi cuerpo.
Instagram: deeplittlething

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Touch
RomanceSolo un toque basto para que ella cayera a sus pies, él supo donde y cómo tocar, pero ese solo es el inicio de la historia... Advertencia: Historia con alto contenido sexual y lenguaje fuerte.