Capítulo 3: "Unos regalos de lo más raros"

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Change quedó con una cara de desconcierto y sorpresa digna de ser retratada en un cuadro. No podía comprender a que se refería con "regalos". El no entendía de qué estaba hablando la pequeña demonio.

—¿De qué hablas?— preguntó Change.

—¿Por qué preguntas eso? Es tu cumpleaños ¿verdad? Y el de 18 ni más ni menos. No es una fecha más—respondió Lilith —Y tengo regalos para ti de tus padres.

—¿De mis padres?— preguntó Change con una confusión que aumentaba con cada palabra de Lilith— Pero ¿no dijiste que estaban encarcelados?

—Si— confirmó ella— Pero cuando tu madre aún estaba embarazada ambos me entregaron cosas para que te las diera a ti cuando crecieras. Y creo que no hay mejor momento que ahora ¿verdad?

—Supongo que no— concordó Change— ¿Qué regalos son?

—Ni idea— confesó Lilith— Tus padres me hicieron prometer que no vería su contenido y yo cumplo mis promesas. Entonces, ¿por cuál quieres empezar?

Change se lo pensó por un momento. La gran pregunta que rondaba por su cabeza era bastante obvia. ¿Qué le regalaría un padre archidemonio y una madre arcángel a su hijo nephalem? La pregunta daba incluso gracia. Pero, considerando lo importante que fueron en su momento sus padres, Change consideró que solo había tres opciones. Uno, algo que podría ayudarlo en el camino que había decidido emprender. Dos, algo extremadamente peligroso y potencialmente mortal. O tres, las dos anteriores. Realmente no tenía demasiado sentido pensar en eso. Decidió echarlo a la suerte, cerró los ojos y dijo lo primero que se le vino a la mente.

—Padre— susurró Change mientras abría los ojos— El de Azazel primero.

—De acuerdo— dijo Lilith antes de sacar desde detrás de su asiento un pequeño paquete arrugado— Aquí tienes.

Change tomó el paquete y noto que era muy suave. Casi parecía una prenda de ropa. El dudó por un momento pero al final quitó el cordel que cerraba el envoltorio y lo fue abriendo poco a poco. Lilith se acercó curiosa para saber qué es lo que había en el interior. Pero el contenido dejó a Change algo decepcionado. El regalo no era más que una sabana grisácea con un símbolo en la parte central. Este símbolo era el de un puño en alto cerrado y con una paloma blanca rodeándolo. A pesar de la actitud de Change, Lilith estaba maravillada.

—¡No puedo creerlo!— exclamó— ¡Y pensar que todo este tiempo lo tuve conmigo!

—¿Qué es?— preguntó desconcertado Change.

—Es el Manto de la Ira. La prenda preferida de tu padre— contestó Lilith— No hay nada que pueda atravesarla. Ya sean espadas, balas, cohetes o lo que sea. ¡Podrías sobrevivir al impacto de un misil nuclear si te tapas con esto!

—¿En serio?— preguntó un impresionado Change— Si es tan buena, ¿por qué mi padre se deshizo de ella?

—Quizás simplemente dedujo que tú la necesitarías más que él— respondió Lilith— Vamos, pruébatela.

Change sacó el manto del envoltorio y lo contempló por un momento. Entonces, se la pasó por encima de la cabeza para acomodársela en la espalda y, para asegurarse de que se quedara allí, hizo un nudo enfrente de su cuello. Visto así, parecía un superhéroe de los cómics que solía leer de niño. Al pensar esto, se le ocurrió una idea. Cruzó rápidamente su brazo de derecha a izquierda, creando una pequeña corriente de aire lo suficientemente fuerte como para que la capa ondeara por unos segundos.

—¿Qué tal me queda?— preguntó Change.

—Mejor de lo que esperaba— respondió Lilith.

—¿Se supone que debo tomarme eso como un cumplido?— preguntó irónicamente Change.

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