Change abrió lentamente los ojos. Sentía su cabeza recostada en una cómoda almohada y el resto de su cuerpo acostado en un suave colchón. Miró hacia arriba, a un techo color marrón claro con claras indicaciones de que era madera.
Intentó salir de la cama pero no lo logró. Su cuerpo no le respondía. Cada mínimo movimiento, por muy pequeño que fuera, le provocaba un dolor insoportable. Aun así no se rindió. Fue una lucha titánica. Intentaba disimular el dolor realizando pequeñas muecas con la boca aunque no le servía de demasiado, por no decir que no servía absolutamente para nada. Aproximadamente quince minutos después finalmente fue capaz de sentarse en la cama.
La habitación en la que se encontraba era cálida y agradable. La luz provenía de una ventana a través de la cual ingresaba el brillo del Sol. Por el resto no había nada destacable. Un pequeño escritorio con una silla, un guardarropa, una mesa de luz y poca cosa más.
Por primera vez desde que había despertado, Change se preguntó dónde estaría. Parecía demasiado bien cuidado para ser un hotel y, además, no había electricidad, por lo menos en esa pieza. Change decidió que lo descubriría después. Ahora mismo lo que deseaba era salir de la cama. Un grave error. Al parecer sus piernas aún se negaban a seguir las ordenes que su cerebro les mandaba y esto lo descubrió por las malas en el momento en que se cayó de la cama. Se estrelló contra el piso provocándose un gran dolor y generando un ruido bastante fuerte. Fue capaz de escuchar unos pasos que subían una escalera a gran velocidad. Sintió como la puerta la abrió y una voz familiar retumbó en la habitación.
—¡CHANGE!
El aludido sintió un cuerpo que se arrojaba sobre el de él. Por un momento no entendía que pasaba hasta que de dio cuenta de quien lo estaba abrazando.
—Lilith— fue lo único que pudo decir.
La aludida se levantó y lo miro a los ojos con una gran sonrisa y lágrimas de felicidad cayendo por sus mejillas.
—Despertaste— dijo ella— Menos mal. Por un momento pensé que no lo harías. No me vuelvas a dar estos sustos, por favor.
—También me alegra verte— afirmó Change devolviéndole la sonrisa— Aunque es la segunda vez que me dices eso.
—¿Qué estás haciendo fuera de tu cama?— preguntó Lilith.
—Acabo de despertar— respondió Change— Quería saber donde estábamos y si te encontrabas bien.
—No deberías preocuparte por mi en el estado en el que estás— repuso Lilith tratando en vano de sonar molesta— Te ayudaré a acostarte de vuelta.
Lilith besó sus puños, los cuales desprendieron una luz amarilla, algo que ya era familiar para Change
—Mi deseo es poder— dijo en voz baja.
Logró levantar a Change sin ningún tipo de problema y lo colocó de vuelta en la cama con mucho cuidado. Lo tapó y luego se acercó una silla para sentarse a su lado.
—¿Cómo te encuentras?— preguntó ella.
—Mucho mejor— respondió Change— Gracias a ti supongo.
—Y a Krista— aclaró Lilith— Ella me ayudó a traerte aquí. Esta es su casa.
—Ya veo— dijo Change— Que amable de su parte. ¿Cuanto tiempo estuve dormido?
—Tres días— respondió Lilith— No tienes ni idea de la desesperación que sentí cuando te escuche gritar y sufrir allí abajo en las ruinas. Quería hacer algo para detenerlo pero no fui capaz de hacer nada. Me sentí una inútil.
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La Última Corona
FantasiLos ancestros fundaron doce reinos. Un rey para cada reino. Una corona para cada rey. Pero una profecía les advirtió el fin de su civilización. Buscaron una solución y la encontraron. Otra corona, la decimotercera. Una corona para sobrevivir. Una co...