Volvieron a aparecer en ese espacio vacío totalmente blanco que Change ya conocía solo que esta vez, estaba acompañado de Krista y no de Elektra.
—Que lugar más interesante— comentó Krista— ¿Dónde estamos?
—Te diré lo que ya le dije a Elektra— respondió Change.
Él le explicó a Krista todo lo que necesitaba saber sobre ese lugar y lo que tenían que hacer allí aunque, a diferencia de Elektra, ella parecía ya conocer el tema de las ánimas.
—A ver si lo he entendido bien— dijo Krista— Para poder convertirme en nephalem necesito que tu destruyas ciertas barreras ocultas en mis recuerdos y, a la vez, que conozcas mi pasado.
—Ese es un buen resumen de todo— confirmó Change.
—No es algo que me haga especial gracia, la verdad— afirmó Krista.
—¿Por qué dices eso?— preguntó Change.
—Mi pasado... no me gusta hablar de el y mucho menos "verlo"— respondió Krista— Es... muy duro para mi.
—Créeme que después de ver todo por lo que ha pasado Elektra dudo encontrar algo peor— comentó Change.
—No se lo que ella ha vivido por lo que no puedo juzgarla— dijo Krista— Pero... aún así...
—¿Te arrepientes de haber decido hacer esto?— preguntó Change.
—¡Claro que no!— respondió Krista— Te juré lealtad absoluta y no pienso incumplir mi palabra.
—Eso es cierto pero tampoco quiero forzarte a mostrarme algo que no quieres— repuso Change.
—No es que no quiera es solo...— comenzó a decir Krista antes de soltar un suspiro— De acuerdo. Te lo mostraré todo. No me ocultaré nada, lo prometo. Supongo que lo más indicado es empezar cuando fui traicionada por mis seres queridos.
El espacio blanco se convirtió de la nada en un gran desierto. Corrientes de aire seco arrastraban arena y, de no ser porque estaban en un recuerdo, probablemente ahora se estarían muriendo del calor. Podían divisar cerca de ellos una pequeña casa de ladrillos pintados de color amarillo y con un pequeño redil con algunas vacas. Krista empezó a caminar hacia allí seguida de cerca por Change.
—¿Dónde estamos?— preguntó.
—En una casa cercana al pueblo de Ain Issa, al norte de Siria cerca de la frontera con Turquía— respondió Krista— Por lo menos así lo era antes de la guerra civil. Aquí fue donde nací y pasé mis primeros ocho años.
—¿No habías dicho que tus padres te abandonaron antes de que pudieras recordar sus rostros?— preguntó Change.
—Tienes buena memoria— respondió Krista con una sonrisa— Era solo una forma de hablar. Lo de los rostros es cierto, los olvidé hace tiempo. Y en cuanto a lo de abandonarme fue más... complicado de lo que crees. Por cierto, mi verdadero nombre es Zayda bint Tarek. Que significa "la afortunada hija de la estrella de la mañana".
—¿Afortunada hija de la estrella de la mañana?—preguntó Change.
—Si. Nunca supe exactamente porque— respondió Krista— Pero de afortunada no tuve nada. Ven y lo veras.
Ambos se apresuraron para llegar a la casa y se quedaron viendo por una ventana. El interior no era muy grande y gran parte de las cosas de la casa estaban concentrados en una sola habitación. Solo había una puerta en el interior que probablemente llevara a los dormitorios. Change notó al instante que la familia de Krista era extremadamente pobre. No era simplemente que no tenían televisión o radio sino que carecían absolutamente de todo lo demás. En una pequeña mesa se encontraban sentados dos personas, que Change asumió que debían de ser los padres de Krista.
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La Última Corona
FantasyLos ancestros fundaron doce reinos. Un rey para cada reino. Una corona para cada rey. Pero una profecía les advirtió el fin de su civilización. Buscaron una solución y la encontraron. Otra corona, la decimotercera. Una corona para sobrevivir. Una co...