Los tres compañeros empezaron a bajar las escaleras. Change lideraba la marcha, seguido de cerca por Lilith y Krista. Ya llevaban varios minutos bajando y parecía que la escalera no terminaría nunca. Y, como para complementar, tenían otro problema.
—Esto se esta volviendo cada vez más oscuro— comentó Lilith.
—Es cierto, no hay luz aquí abajo— añadió Change— Es peligroso seguir bajando así.
—Yo me encargo— anunció Krista mientras levantaba su báculo— Lumen!
Desde el centro del báculo empezó a brillar una intensa luz que iluminaba todo a su alrededor. No era demasiado pero al menos ahora eran capaces de ver dónde estaban pisando.
—Eso esta mucho mejor— comentó Change— ¿Hay algo que no puedas hacer, Krista?
—Incluso yo tengo mis límites— respondió ella— Solo que aún no he tenido la necesidad de forzarlos.
—Cambiando de tema— intervino Lilith— Change, ¿cómo supiste que la última pieza era la cúpula?
—Fue por simple deducción lógica— respondió Change— La energía mágica se estaba concentrando en un solo punto y lo que había que hacer era esparcirla. Se me ocurrió que la cúpula podía servir como catalizador debido a su forma tan particular. Por cierto, ¿sabes que nos podemos encontrar allí abajo, Krista?
—No tengo ni idea— contestó ella— Lo único que pude averiguar es que los Guardianes utilizaban la ciudad como un gran almacén para guardar... cosas.
—¿Qué cosas?— preguntó Lilith— ¿Tecnología? ¿Armas? ¿Un gran pollo asado?
—No, no y ¿por qué demonios guardarían un pollo asado en unas ruinas?— preguntó Krista a su vez.
—No lo se, tengo hambre y ya se pasó la hora de la cena— respondió Lilith echando sus brazos hacia delante.
—Te dije que deberías haber comido algo antes de venir— la reprendió Change.
—En circunstancias normales estaría encantada de discutir contigo pero tengo demasiada hambre para hacerlo— comentó Lilith.
Change no se molestó en disimular su risa lo cual provocó que Lilith hiciera un puchero en señal de molestia. Change decidió hacer su buena acción del día y rebuscó en su mochila un segundo hasta que encuentra lo que estaba buscando.
—Toma Lilith— dijo.
Change le entregó un pequeño paquete envuelto en papel de cocina. Lilith lo toma sin saber exactamente que contenía.
—¿Qué es esto?— preguntó.
—Ábrelo y lo averiguarás— respondió Change.
Lilith hizo lo que Change le dice y casi se cayó de la sorpresa. Dentro había media docena de sándwiches de jamón y queso, tan frescos como si los hubieran preparado recién.
—¿Para mí?— preguntó Lilith.
—Así es— respondió Change— Tenía planeado guardarlos para después pero como estas tan desesperada...
Change no pudo terminar de decir la frase porque Lilith se levó uno de los sándwiches a la boca y lo devoró de un bocado. Seguido de otro. Y otro más. Y así hasta que no quedaron ni las migas.
—¡Por el amor de Dios, Lilith, aunque sea ten algo de moderación!— exclamó Krista— ¿¡Es que acaso no te preocupa tu figura!?
—Krista, una de las muchas ventajas de ser un demonio es que tengo un metabolismo excesivamente rápido— explicó ella— Lo cual implica que puedo comer mil veces más que esto sin subir un solo kilo. Algo que, sin duda, muchos humanos apreciarían.
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La Última Corona
FantasyLos ancestros fundaron doce reinos. Un rey para cada reino. Una corona para cada rey. Pero una profecía les advirtió el fin de su civilización. Buscaron una solución y la encontraron. Otra corona, la decimotercera. Una corona para sobrevivir. Una co...