Mi Crush y Yo.

Mi Crush y Yo [16]

Narra Jackson.

—Jack... Hey, tonto ¡despierta!—Dijo la voz angelical de Clarice.

—¿Qué?—Dije levantándome rápidamente.

—Hasta que despiertas. Ya hicimos el desayuno. Baja cuando termines.

—Gracias. Pero para la otra me despiertas con más compasión.

—Esa fue mucha compasión.

Y salió.

Me meto a la ducha, y salgo en 15 simples minutos. Tomo una simple camisa blanca, unos jeans rasgados de la rodilla color negros y mis converse blancas.

Bajo las escaleras y veo a todos en la mesa.

La preciosa Clarice, la loca de Kayla y a mi travieso hermano.

Me siento en un lugar delante de Clarice.

—Muy bien, todo está en la mesa. Puedes servirte. Tardaste y decidimos empezar.—Sonrió como si fuera un ángel Clarice.

Le hecho un vistazo a la comida y todo se ve delicioso. Hay varios platos con diferente tipo de comida.

—¿Qué es esto?—Digo señalando.

—Rollos de lasaña con peperoni, pizza en lasaña.—Contesto Clarice.—Es una receta que mi abuela nos hace un día en específico en las vacaciones. Está delicioso. Pruébalo.

Tomo un pedazo con una tipo "palita" y lo sirvo en mi plato. Lo pruebo con el tenedor que estaba a un lado del plato.

Mi cara debió ponerse muy extraña.

—Esto... Esto sabe demasiado rico.

—Gracias.

—¡Ahora comamos! Y si, es comida Jackson, tardaste mucho y decidimos saltarnos el desayuno.

...

Narra Clarice.

—Bueno chicos. Tengo que ir al aeropuerto a recojer a mis padres. Han pasado semanas y no los eh visto. ¡Nos vemos el lunes!—Dije despidiéndome.

—Adiós.

—¡Adiós Clarice! Vuelve pronto.—Dijo el pequeño Alex.

—Claro pequeño.—Dije agachándome un poco para besar la mejilla de el niño más tierno.—Auch.—Termine tocándome la espalda adolorida.

—No hagas esfuerzos, Clari.

—Gracias.

—Estaba pensando... ¿Quieres que te acompañe al aeropuerto? Es decir, necesitaras ayuda con las escaleras o cuando subas al taxi.

—No, no. Yo puedo sola, no te molestes.

—No es una molestia, es un favor. Vamos...

—Está bien.

—¡A Jackson le gusta Clarice!

—Ya veraz cuando venga.—Dijo el señalándolo amenazantemente.

—Nos vemos chicos.—Nos despedimos.

Avanzamos a la parada de taxis y esperamos.

Hasta que vemos uno e inmediatamente hacemos la parada.

Nada.

Hacemos lo mismo y nada.

Lo intentamos una vez más y lo logramos.

—¡Si! ¿Puedes ayudarme?—Asintió.

Abrió la puerta y me ayudo a subirme. En el camino nadie dice nada. Una vez en el aeropuerto se escucha: