Mi Crush y Yo.

Mi Crush y Yo [18]

Narra Clarice.

—Oye, ¿a dónde vamos?—Decía ya agotada.

Después de que el profesor Riggs nos mandara a dirección y saliéramos corriendo, no hemos parado.

—Tengo un lugar, "secreto".—Hizo comillas.

—Bien, bien. Vamos. Aunque tendremos problemas.

—No te preocupes, nadie lo sabrá.

Estamos en donde entrenan los muchachos de Futbol Americano. Y justo están en su práctica.

—Subamos a este árbol.—Dijo señalándome con sus manos que subiera primero.

Es un enorme árbol, al rededor hay más, pero este es el más grande. Y está hermoso.

Me sujeto de las grandes ramas y empiezo a trepar. Jack hace lo mismo.

—¿Todo se ve hermoso desde aquí, no?

Si, está en lo correcto. Se ve el cielo en su mejor resplandor. Con un intenso color azul que hace que se vea hermoso. Las nubes, se ven tan esponjosas, me pregunto ¿que se sentirá tocarlas? El pasto tan verde. Y justo están activadas las regaderas provocando que se vea más lindo. Todo desde aquí se ve tan bello.

—Si te refieres a los que están entrenando, así es.—Bromee.

—Hey, mi corazón.—Dijo poniendo su mano en el corazón con un gesto de tristeza.

—Esa carita falsa no provoca nada.

Con eso último dicho, hace un intento más de cara triste y lo logra. Pero no voy a aceptar lo tierno que se ve.

—Aún no.

—Ay.—Se quejo.

—Oye, ¿haz pensado en estar al equipo de fútbol americano?

—Si, y la verdad es que entrare. Pero claro, ya sabes que primero tienen que hacer unas pruebas de que tan ágil eres. Incluso entrare con Nicholas.—Sonrió.

—Oh, ¿y como va con la chica a la que se le iba a declarar? Y su hermana, ¿no?—Se que todo es falso pero quiero ver la cara que pone cuando está nervioso.

—Ehhh...—Junta sus manos, las mira y juega con sus dedos.—La chica no lo acepto y su hermana...

Narra Jackson.

¿Como decirle que su hermana tiene 5 años?

—Bien, también. Solo tuvo un pequeño resfriado. Y, hablando de eso... La pequeña solo tiene 5.

¡Mírala a los ojos!

Por primera vez, hago caso a mi subconsciente y la miro.

Tiene una gran sonrisa en el rostro.

—Me alegro que esté bien.

—Si. Mejor ya bajemos, ya debió acabar la clase.

—Si.

Bajo yo primero y me sacudo el pantalón.

Ella va bajando poco a poco con temor a caerse. Y justo cuando estaba apunto de bajar resbala.

Logró sujetarla, por la cintura, y hago que no caiga.

La miro a los ojos y ella hace lo mismo.

Tiene esa mirada tierna, pero preocupada. Hace que se vea aún más linda. Si eso es posible.

—Eh, gracias por no dejarme caer.

—No hay de que.

La suelto y dice: