Mi Crush y Yo.

Mi Crush y Yo [24]

Narra Clarice.

—Jackson en verdad te amo —decía al borde de las lagrimas.

—No llores Clar, sé que valgo la pena pero no para tanto —lo golpee suavemente en el hombro y reímos. Fingió caerse en la arena y reímos más.

—Oh Clarice, que has hecho, me voy a morir con ese súper golpe —cerró los ojos y la boca—, ahora tendrás que darme un beso para revivir —dijo abriendo un poco la boca.

—Oh no, mi novio se a muerto, apenas habíamos comenzado —fingí llorar—. Está bien, me conseguiré otro —me levante de la arena y comencé a correr.

Él me siguió y la poca gente que había se nos quedaba viendo raro. Así que...

—¡La vida es una y se disfruta!

Voltee hacia atrás aún corriendo y vi a Jack riendo, entonces tropecé y mi cara cayó en la arena. Me limpie como pude y entré a la casa. Fui hacia el lavabo y me lave la cara. Entonces corrí pensando en un escondite y entré al baño dejando la puerta abierta. Corrí las puertas de el armario y me metí. Todos se suponen que están dormidos, con las luces apagadas, no las puedes prender y mucho menos hacer ruido, así que esto será más interesante.

—Clarice... Clarice... —escuche un poco su susurro y no pude evitar reír—. Ya te escucheee —dijo alargando la e.

Pasaron diez minutos y ya estaba empezando a creer que se había ido a dormir cuando escuché que se cerró la puerta de el baño. Entonces me arrepentí de haber dejado la puerta abierta de el armario. Yo solo me arrimé lo más posible a la izquierda para que no fuera tan fácil verme. Escuche la cortina de la regadera y un:

—¡Aquí estás! —dijo en un susurro-grito. Si eso es posible.

Entonces vi por los orificios de la puerta que se empezó a reír.

Se asomó a la tina y su cara era de decepción.

—Ya busque en casi toda la casa Clarice, estás aquí porque estás aquí —reí—. ¡Escuche eso! —al darse cuenta de que lo grito, se cubrió las manos y reí más. Simplemente no pude aguantar más. Recorrió la puerta, me vio riendo y el hizo lo mismo.

—Vamos a morir de temperatura —reímos, yo reí más a carcajadas y el me abrazo y mi cabeza quedo en su pecho; y aún así, no pare de reír.

Y es cierto, seguimos en traje de baño y jamás nos dimos una ducha. Me separó y hablo:

—¿Te quieres duchar conmigo? Digo, para ahorrar tiempo y agua —su reacción fue lo mejor de el mundo. Primero su tono de piel fue pálido, luego río y puso una sonrisa pícara.

Entonces yo reí más y escuchamos los pasos de alguien afuera, nos miramos y yo reí. Después lo jale de la mano a el armario y colocó uno de sus dedos en mis labios indicándome que hiciera silencio.

Alguien entro a la habitación y dijo:

—¿Hay alguien ahí? Tengo un bate y sé cómo usarlo —pude divisar a mis dos primos.

Entonces yo tenía ganas de reír como foca y aplaudir como si no hubiera final. Por cierto, uno de mis primos es gay, Edwin, él estaba detrás de mi otro primo. Entonces le hice una seña a Jack y él entendió de inmediato. Tome su mano con mi mano derecha y con la otra hice una seña.