•»Capitulo Treinta y uno «•

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Dylan no podía cerrar los ojos, a su lado estaba su prometida durmiendo plácidamente, el se sentía la peor persona del mundo, al estar pensando en aquella mujer, en aquella mujer de cuerpo candente, solo de pensarlo Dylan se ponía caliente.


La había visto junto a su novia, Maïa se había hecho amiga de ella, rubia, alta, con aquellos senos bien formados, ojos color celestes, parecía el tipio cliche, la tía buena, esta le lanzo una sonrisa coqueta al reconocerlo, su prometida la había invitado un par de veces a su casa, el no podía pensar en aquella muchacha, el tenía el compromiso de casarse con el amor de su vida, con quien le regalo una hermosa niña a su vida.


"te espero para tomar café en la misma cafetería mañana. Besos " - Caitlin Fritz


Era uno de sus mensajes de ella, Dylan miro a su novia, eso no tenía perdón de Dios, sabía que al momento que se enteraran Maïa no le perdonaría jamás. Pero no podía quería disfrutar el cuerpo de Caitlin.


"Te espero en el hotel Golden dentro de 30 minutos."- Dylan Miller


El se vistió rápidamente sin hacer ruido alguno, no quería despertar a su novia, salió muy rápido hacia su auto, no pensó en su novia, no pensó en su hija, no pensó en nadie.


- ¿Dylan?- escucho la voz de su amiga tras suyo. - ¿ a donde vas?


- Soph - dijo el aliviado. - estoy yendo a la oficina. Necesito solucionar un mal calculo que presentare mañana.


- ¿Maïa sabe? - pregunto ella.


- Ella esta durmiendo - dijo Dylan. - no la quise despertar. Tratare de estar aquí antes que te despiertes.


- Esta bien ve con cuidado. - respondió Sophie entrando a casa.



Dylan enrumbo muy rápido hacia el hotel, el simplemente estaba pensando en su calentura. No se daba cuenta en todo lo que estaba perdiendo.


- La habitación de la señorita Caitlin Fritz. - dijo al recepcionista.


- Esta en la habitación 805. - dijo el joven. - vaya por el ascensor y a la izquierda.


- Gracias. - respondió yendo hacia el ascensor.


El octavo piso de aquel hotel era reconocido por ser uno de los más lujosos que habia, había habitaciones lujosas, presidenciales, y simplemente la suite Golden donde Caitlin se encontraba en ese momento.

Toco la puerta y ella abrió, Dylan se encontró con una mujer esplendorosa, el tez de su cuerpo era bronceado, ojos azules y ojos celestes se encontraron a la vez, llevaba ropa interior de encaje negro y una bata negra con transparencia, Dylan deseaba arrancarle la ropa y hacerla suya hasta desfallecer. El era un lobo enjaulado.


El castaño no podía con aquellas ganas de hacerla suya, la tomo de la cintura tomando a Caitlin de sorpresa y se besaron, sus labios se unían en un ardiente beso mientras que el rompía aquella bata con transparencia, la llevaba a la cama, acariciaba los pechos de Caitlin.
De los labios de ella salían gemidos de placer, mientras los besos de Dylan descendía por su abdomen hasta llegar a su centro de placer, la lengua de el jugueteo la hendidura del placer de Caitlin mientras los gemidos se prolongaban.

La rubia halaba los cabellos de el, mientras que este jugueteaba en ella. Dylan se levantó y se desnudo por completo, suavemente entro en ella moviéndose rápidamente con fuerza, volviéndose loco del placer, adoraba escucharla gemir, adoraba esos ojos, era placer todo ella destilaba placer, ella besaba su ella, ella arañaba la espalda. Los gemidos se prolongaban, los movimientos eran mas fuertes hasta, que el clímax se apodero de sus cuerpos, gritando mientras Dylan llegaba dentro de ella.



~



Maïa salía junto con su hija del ascensor hacia la oficina de su prometido, no lo vio aquella mañana y eso le sorprendió nadie le dio alguna explicación. Sus ojos se enfocaron en la secretaria de Dylan. Sonriéndole amigablemente.


- Margaret querida, vengo a ver a Dylan ¿Puedo pasar? - pregunto Maïa sonriendo.


- Señorita Pierce, si, el esta en estos momentos desocupado hablando con su amiga Caitlin. - dijo Margaret.


- ¿Caitlin aquí? - pregunto Maïa. - Margaret mira a Mia un momento por favor, voy a pasar.


Ingreso furiosa a la oficina de Dylan encontrándose a aquella pareja sonriendo mientras Caitlin acomodaba el nudo de la corbata de Dylan. Los ojos viraron hacia ella, Maïa no sabia que pensar ante aquello .



- Caitlin ¿Qué haces acá? - Preguntó Maïa mirando a su novio y a su amiga.


- Pasaba a saludar a un amigo que también trabaja aquí, y me encontré con Dylan, nos pusimos a conversar y se fue el tiempo.


- Ah mira. - sonrió Maïa. Cerrando la puerta.


- Bueno mejor me retiro ustedes tórtolos tendrán mucho de que hablar. - Dijo Caitlin acomodándose el vestido corto que llevaba.



La rubia intento salir de aquella oficina pero Maïa la tomo del brazo. Muy fuerte.


- Maïa suéltame querida. - dijo Caitlin.


- Mira Caitlin. - dijo Maïa mostrando el anillo que llevaba en el dedo corazón. - ¿sabes que significa esto? - pregunto ella. - Dylan es mi prometido y tal vez estoy exagerando, pero no me vas a querer tener de enemiga. Puedo ser muy perra, puedo hacer que te arrepientas de haberte metido con mi familia si lo haces. No quiero que te acerques a mi novio, y si lo haces te arrepentirás. Ahora lárgate.

Con una sonrisa burlesca Caitlin salió de aquel lugar mirando fijamente a su amante, había tenido una noche y una mañana tan placentera con Dylan como para que su novia la enoje.

- ¿Se puede saber que fue eso?- pregunto Dylan. - Tus malditas inseguridades.


- ¿Perdón? Ah mira vengo a darte una sorpresa pero la sorprendida soy yo. - respondió Maïa. - no son inseguridades te recuerdo, pero te vi mirar desde hace días a Caitlin, te la comías con la maldita mirada, mira si no quieres seguir conmigo terminamos y ya, nosotros seguiremos siendo los padres de Mia pero no tendremos ninguna relación. Solo quería verte por que no supe nada de ti. Pero sabes que ¡olvidalo!

Maïa salio de aquella oficina tomando a Mía en sus brazos y jalando el coche. Dylan también salió de aquella oficina. Y subió el ascensor junto a su prometida esta tenia los ojos llenos de lágrimas.

- Cariño Perdóname. - dijo Dylan. - estoy estresado no quise tratarte así.


- Olvídalo Dylan. Hablaremos después. Ahora por favor sal del ascensor. - respondió Maïa.

Y Dylan lo hizo la dejo sola en aquel lugar sin decir una sola palabra. Las lágrimas de Maïa surcaban por todo su rostro, sabia que algo pasaba sabia que Dylan ocultaba algo. Y sabía que era lo que ocultaba.


•» Alquiler De Amor «• TerminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora