CAPÍTULO 11

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Esta había sido la semana más larga de la vida de Ture. Lo que ninguno de ellos había sabido es que el cuchillo de Dray había sido impregnado con un veneno de acción lenta que había provocado en Maris fuertes convulsiones. Si algún otro a parte de Syn hubiera sido su médico, habría muerto.

Finalmente le tenían fuera de peligro y en reposo.

Pero Ture no podía sacudirse la imagen del cardiograma plano de Maris. Si alguna vez ponía las manos sobre Dray, él, el pacifista, le arrancaría el corazón, lo sofreiría con cebolla, y se lo haría tragar a Kyr.

Escuchó el zumbido del enlace. Contestando, sonrió ante la imagen de Mari en la cama de hospital.

—Hola, guapo.

—Ey, precioso. ¿Ya estás en el restaurante?

—Entrando en este momento. —Ture se deslizó por la puerta trasera. Detestaba haber permitido que Maris le convenciera de volver tan pronto. Si por él hubiera sido, se habría quedado con Maris hasta que Syn lo diera de alta para volver a casa. Sin embargo, Ture había puesto una condición. Sólo volvería a trabajar si Mari estaba con él.

Ture envió la transmisión del enlace a la gran pantalla en la pared, al mismo tiempo que el personal le bombardea con preguntas sobre la salud de Maris.

—Mirad vosotros mismo que está en proceso de una completa recuperación. — Ture sonrió a Maris—. Te lo dije, también te echan de menos.

Maris se echó a reír. —Hola a todos.

Ture retrocedió dejando que el personal se turnara para conversar con Maris, mientras se preparaban para la hora de la cena. No se había dado cuenta de lo mucho que la gente había aceptado a Mari como parte de la ecléctica familia hasta que había sido herido. En muy poco tiempo, había llegado a significar mucho para todos ellos.

Anachelle jadeó cuando entró por la puerta trasera y vio el monitor. Corrió hacia adelante con Terek y agitó su manita hacia Maris.

—¡Hola, Tío Papi Mari! Hemos tratado de visitarte, pero no permiten entrar a tu hijo. Es demasiado pequeño.

Los ojos de Maris se agrandaron.

—Mira cuanto ha crecido. ¡Ah! Me gustaría poder abrazarlo.

Ture se rió mientras Maris balbuceaba con el niño calvo que lo miraba con una adorable expresión de completo embeleso.

Cuando Terek empezó a llorar, Ana se excusó para cambiarlo.

Ture dio un paso adelante.

—Muy bien, todos, tenemos que enfocarnos y prepararnos. Maris se quedará con nosotros mientras está despierto así que ignorarle como siempre hacemos cuando está realmente aquí.

Encubierto y silencioso - 7o de la LigaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora