Capítulo 9

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Capítulo 9

Le seguí el beso alucinada pero, a la vez, con esa sensación de no querer que acabase nunca ese momento. Poco a poco nuestros labios se fueron separando muy despacio.

Y: Eh... Dani...¿A qué ha venido eso?

D: ¿No te ha gustado? -me dijo con una sonrisa.

Y: Si... pero... no sé... -no podía articular palabra, me había dejado paralizada.

Dani cogió los platos y los cubiertos y salió de la cocina sonriendo. Yo, aún algo paralizada, cogí el pastel y le seguí. Llegamos al salón y empecé a repartirlo para todos. Mientras lo cortaba en trocitos con cuidado de no cortarme yo, veía como a Carlos se le salían los ojos de las órbitas y eso me hacía mucha gracia.

Y: Carlos tranquilo que ahora te doy. -le dije sin parar de reir.

Puse un trozo en un plato y se lo dí a Carlos. Terminé de repartir y me senté al lado de Marta mirando a Dani de reojo.

Marta: Ponte aqui anda, al lado de tu Dani. -me dijo riendo.

Y: Eh... no hace falta... estoy bien aquí. -le dije sin mirarla.

No quería ponerme a su lado porque no sabía cómo reaccionar ante lo que acababa de pasar en la cocina. Dani solo reía sin decir nada. Los demás no paraban de hablar con Marta y Mariana. Parece que Carlos se había dado cuenta que algo pasaba ya que no paraba de cruzar miradas con Dani.

C: A ver Dani... ¿qué le has hecho a la chica? -dijo bromeando mirándole.

D: ¿Yo? Yo no he hecho nada...-reía mientras me miraba.

Carlos volvía a mirarme como buscando en mí alguna respuesta afirmativa que desmintiera lo que decía Dani.

Y: No es nada... solo que son muchas emociones en dos días. -mentía.

Me miró no muy convencido pero parece que le valió la respuesta. Pasadas dos horas, los chicos comenzaron a irse y Marta y Mariana se fueron con ellos. Se fueron todos, todos menos Dani que se quedó allí sentado en el sofá con su gorra azul y esa maravillosa sonrisa.

D: Ven aquí, siéntate un momento. -me dijo poniendo la mano en el sitio que había al lado suya.

Me acerqué y me senté a su lado. 

Y: Tú dirás...

D: Lo que ha pasado antes...que...lo siento... no sé qué me ha pasado.

Y: No pidas perdón... 

Cuando le iba a decir que me había encantado y que por mí podía repetirlo todas las veces que quisiese, se volvió a acercar a mí y... ¡mierda! justo cuando lo tenía a dos centímetros de mi boca, llegaron mis padres.

Un sueño hecho realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora