CAPITULO 20.

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La sangre estaba por todos lados, pero al alzar la mirada lo vi, la cosa mas horrible que había presenciado en toda mi vida, el ver a Alfred desangrándose rompió mi corazón en mil pedazos, solo me sonreía mientras desaparecía.


Alfred- no llores Alice, estoy bien

Comenze a llorar sin darme cuenta, las lagrimas corrían por mis mejillas sin que yo pudiera pararlas, de inmediato corrí a abrazarlo, pude sentir como desaparecía al igual que Alfons aquella vez, aquella ultima vez que lo vi y ni siquiera lo pude recordar, ahora que lo recuerdo todo el se va, no lo permito , me niego completamente el no puede dejarme, no ahora, no el.

Alfred- Hey... pequeña tranquila, no quiero que llores.
-Pero no puedes dejarme, no puedes, aun no salimos juntos, me lo prometiste, Alfred no me dejes, no pudes hacerlo- dije histericamente
Alfred- lo siento...- senti un gran vació, sabia que si decía eso era por que en verdad, me iba a dejar- no podre cumplir mi promesa, pero siempre estaré a tu lado- se acerco a mi, y me dio un beso en los labios, el se fue desvaneciendo durante aquel cálido beso, yo quede tumbada en el suelo, con un pequeño dije de un perro alaska malamute, era de un hermoso cristal.
-se fue, para siempre, el me dejo- Robert se acerco a  mi.

Robert- no se por que, pero una parte de mi aun cree que no puede estar muerto, aun que lo aya visto con mis propios ojos.
-Quisiera que así fuera...-me levante del suelo, limpie mis lagrimas- Richard debemos regresar a casa.

Alexander- ¿estas bien? no quisi- lo interrumpí.

- estoy bien, de cualquier forma ustedes deben irse con Osiris a informar lo sucedido.

Richard- bien vamos- me tomo del braso.

Alexander-vayámonos Robert.

desaparecieron,yo solo le sonreír a Richard para salir de ahí, y aparecimos en mi habitación, todo estaba ordenado, como si nada hubiera pasado.


Richard- oye Alice, no es bueno que te hagas la fuerte

-pero no me puedo hacer la mártir siempre, necesito mantener la calma.

Richard- sabias palabras mi reina- sonrió y se escondió entre las sombras.

Sin darme cuenta me estaba quedando sola de nuevo, mi padre y ahora Alfred, ¿quien mas? quisiera ver a ese jefe para darle su merecido.

son las 11 de la noche, no puedo dormir, estoy pensando sobre los chicos y richard aparece en veces para que me duerma pero no puedo, ademas en unas horas veré a mi padre en un ataúd, sin darme cuenta se dieron las 6 de la mañana del domingo, y mi madre toco a mi puerta, le abrí y me abrazo, ella lloro y lloro, pero yo ya no podía derramar lagrima alguna, mi madre se separo de mi al ver mi indiferencia y me dijo unas crueles palabras.

Madre- ¿acaso eres un fenómeno? ¿ no tienes ni una pizca de sentimientos idiota? tu padre acaba de morir y tu ni siquiera te inmutas.

-madre no era mi intención es solo que- paft, solo eso se escucho, el sonido de una cachetada, si mi madre me golpeo.

Madre- en serio que no entiendo como es que eres mi hija- salio de la habitación y cerro la puerta de un golpe.

por mas que me sintiera triste,pero por alguna razón no podía llorar, ya no podía derramar ninguna lagrima, estaba seca...

tome una ducha, me puse un vestido dos dedos arriba de la rodilla, es de color negro y tiene un sofisticado escote con encaje en la parte de la espalda, era de tirantes y llevaba un blaezer color vino. utilizaba tacones, y un poco de maquillaje, debía esconder lo demacrada de mi cara, en realidad no había tenido tiempo para ver mis ojos, parecía un conejo con el tono rojo y mi cabello blanco, en verdad soy un fenómeno.

Mi pequeño gran zorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora