Capítulo 1. LA FIESTA.

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Astrol era una de las constructoras más importante del país, quizá la más exitosa en toda Latinoamérica, es por eso que su presidente, el señor Covarrubias puso a Leonardo al frente del nuevo proyecto, un complejo de departamentos que una empresa de España deseaba construir en la ciudad.

Las propuestas de Leonardo solían ser las que daban mejores resultados, pero este era tal vez el mayor reto de su joven carrera, es por eso que estuvo varios días preparando lo que les presentaría a los empresarios.

Salió del cuarto de juntas dejando el peso de la presión y esperó junto al resto de sus compañeros de trabajo, a través de las ventanas veían discutir al grupo de empresarios que estuvieron muy atentos a cada detalle que el joven muchacho les presentó durante casi cuarenta minutos de explicación; él era el más atento, entre los nervios y un ligero toque de miedo, trató de calmarse.

—¿Cómo te fue muchacho?—fue lo que le preguntó su jefe.

Leonardo hizo una mueca con la boca a falta de una respuesta más alentadora, no desconfiaba de su talento, en otras ocasiones cerró tratos muy importantes, sólo que esta vez, sus "contrincantes" eran personas difíciles de leer, al terminar no sabía qué clase de opinión había conseguido de ellos.

—Usted tranquilo y yo nervioso—contestó con una falsa alegría.

Los españoles salieron guiados por su jefe, quién con un rostro duro y un semblante de hombre negocios, agitó su nariz.

—Sin duda, la mejor propuesta que hemos escuchado.

Esto lleno de alegría a todos los presentes, en especial a Leonardo.

Cerraron el negocio con un apretón de manos e iniciaron el festejo, Leonardo recibió un fuerte abrazo de parte de su jefe.

—Muchacho, con una docena de ti, ya estaría construyendo en la luna—le dijo.

—Creo que podría hacer unos planos—contestó Leonardo con una sonrisa.

El plan era festejar en el bar al que iban él y sus amigos cada fin de semana a olvidarse del trabajo, sin embargo, en esta ocasión no podría acompañarlos.

—Pero tú eres el invitado de honor—le dijo su amigo, Marco.

—Lo siento, pero tengo una cita muy importante con la mujer más maravillosa de mi vida—contestó.

—¿Tú? ¿Con una chica? Eso no me lo creo—intervino otra de sus amigas, Laura.

Leonardo recogió su saco y acomodó los papeles de su escritorio.

—Es una dama increíble—siguió mientras acomodaba su portafolios.

Eso sí que era noticia, Leonardo, el hombre que juraba que las relaciones y las parejas no tenían sentido, ahora parecía estar loco por alguien.

—¿Y es linda?—le preguntó Marco.

—Bellísima.

—¿Y es una de tus amiguitas descerebradas?—siguió Laura.

—De hecho, es muy inteligente. La mejor de su clase.

—Así que sales con una chavita. No me sorprende—dijo Laura—. ¿Qué edad tiene? ¿18? ¿19? A esa edad caen más fáciles.

—De hecho, hoy cumple ocho años—respondió Leonardo.

Sus amigos se quedaron asombrados.

MI PRINCESA FAVORITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora