Capítulo 3. TRABAJO NUEVO.

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Leonardo pasó un largo rato viendo las fotografías de la chica pensando en cómo le haría para conocerla.

Estaba en su oficina, pensando en alguna idea cuando su jefe entró para saludarlo y contarle del avance que tenía su más reciente proyecto.

—Ya hice las cotizaciones y todo sobre el material—indicó Leonardo.

—Excelente muchacho. Los permisos y arreglos también están en proceso, pero quiero comentarte algo más.

El señor Covarrubias se sentó frente al escritorio de Leonardo, quien sólo esperó a que su jefe hablara.

—Si esto sale como esperamos, será el inicio de una asociación increíble para Astrol.

—Sin duda—respondió Leonardo.

—Y tras pensarlo mucho, creo que tú deberías estar al frente de esta nueva división.

Leonardo no podía creer lo que escuchaba, la oportunidad que tanto deseaba desde que empezó a estudiar la carrera se presentaba ante él.

—Claro que, tendrías que irte a España para desempeñar la labor.

Eso golpeó un poco a Leonardo, nunca pensó que su profesión lo llevaría a separarse de su familia y alejarse tanto de esa vida que tanto le gustaba.

—Vaya, eso no me lo esperaba.

—Piénsalo bien, muchacho.

—Claro que acepto. ¿Cuándo me iría?

—Unos seis meses, ocho si hay retrasos, pero créeme, esto será grandioso.

Quedándose solo, Leonardo se puso a pensar en su futuro, se sentía feliz por el logro, pero debía tomárselo con calma, por ahora, no le diría a su familia y se concentraría en el trabajo.

De repente, en la pantalla de su computadora apareció algo que llamó su atención, en la página de Ally pusieron un cartel.

SOLICITAMOS GENTE PARA EQUIPO DE TRABAJO.

Según lo que leyó, necesitaban personas para diferentes tareas que pudieran ayudar principalmente los fines de semana.

Leonardo escribió un mensaje en la parte de los comentarios.

"Me interesa"

Pasaron unos segundos hasta que le contestaron:

"De acuerdo. ¿Puedes venir este fin de semana?"

Leonardo aceptó y anotó la dirección que le mandaron.

Pasaron los días con una lentitud insoportable, pero el viernes por la noche, Leonardo estaba frente al espejo de su baño, nervioso, ya que al día siguiente estaría delante de la chica que tantas vueltas daba en su cabeza.

Se levantó y preparó, no quiso ir muy formal, así que tomó la primera playera y pantalones de mezclilla que encontró, se sintió raro, hacía tanto que no se vestía de esa manera tan común.

Arrancó su auto y se dirigió a esa dirección siguiendo las indicaciones que su celular le daba.

Se estacionó en un parque y caminó hacia el número 113 de la calle Pullman, era una casa amplia, incluso se podía pensar que tenía el aspecto de un castillo, con una cochera donde estaba la camioneta que recordó ver el día de la fiesta.

Hizo sonar el timbre y espero, era una mañana ligeramente fresca, el cielo tenía unas cuantas nubes que apenas y dejaban ver al sol.

—¿Sí?

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