Capítulo 12: KIMMY.

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Eran las siete de la noche de un jueves cualquiera, Leonardo se preparaba para salir de su oficina, recogía su escritorio cuando Marco se le acercó para invitarlo a un bar con el resto de los compañeros.

—Lo siento, saldré esta noche.

—¿Con quién?

—Con mi novia—respondió Leonardo.

—No, en serio.

La palabra con "N" era ajena al vocabulario de Leonardo, nunca la usaba, ni siquiera duraba lo suficiente con las chicas para llegar a usarla.

—Es verdad, tengo novia—siguió.

Marco seguía incrédulo.

—¿Y a ti qué bicho te picó?

—No sé, pero se siente fantástico.

—Pues... espero que no se contagioso.

—Ahora, debo apurarme. Te veo mañana.

—Cuídate.

Se dirigió a su casa para arreglarse, debía quitarse esa apariencia de hombre de negocios para verse más común, sólo que aún tenía un problema, su auto era demasiado llamativo para que ella le creyera que era un simple aspirante a arquitecto.

—¿Dónde sacaré otro auto?—se cuestionó.

Chasqueó los dedos cuando la respuesta le emergió en la mente.

Susana y Eduardo preparaban la cena mientras Sofía jugaba en la sala, a ambos les sorprendió escuchar el timbre.

—Yo abro—se ofreció Eduardo.

—Hola cuñado, pasaba por aquí y pensé, "Seguro que mi hermana tiene ganas de hacerme un favor"—dijo Leonardo.

Lo invitó a pasar y entraron hasta la cocina.

—¡Tío!—gritó Sofía con emoción.

Él apenas y tenía tiempo para dedicárselo.

—¿Leonardo? ¿Qué haces aquí?—le preguntó su hermana.

—Necesito qué me preste tu auto—le pidió.

—¿Le pasó algo al tuyo?

—No, está de maravilla, pero necesito uno que diga "Gano el salario mínimo y me cuesta mantener un vehículo"

A Susana no le hizo mucha gracia su comentario.

Susana estaba por darle las llaves pero antes le pidió que le dijera la verdad, él quiso negarse pero ella no daría su brazo a torcer tan fácilmente.

—Dime que está pasando.

Leonardo no tuvo más remedio que aceptar.

—Tengo una cita con una chica.

—¿Por qué no llevas tu auto? Eso siempre las deslumbra—comentó Eduardo.

—Porque esta chica es diferente—siguió—. Ella es... es... es mi novia.

Susana casi se atraganta al escuchar eso.

—¿Qué? ¿La chica que me comentaste el otro día?

—Sí, ella, Ally. Y aún no le digo que soy arquitecto y que gano bien.

—Oye, lo más importante en una relación es la honestidad—le recalcó ella.

MI PRINCESA FAVORITADonde viven las historias. Descúbrelo ahora