CAPITULO 26

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Me moví rápidamente hacia la parte de atrás, mezclándome con los clientes; Dimitri me indicó qué me escondiera un poco, dejando pasar a los clientes más calientes de primeras; ellos se llevarían a las chicas a cualquier precio.

Si me esperaba a los más reservados como en la "tanda" cuatro o cinco; sería más fácil que Roma me "comprara". Él estaba sentado en una mesa solo, pero su mesa estaba al lado de la de Dimitri; durante la noche habían hecho de cuenta, como qué se acababan de conocer y se habían caído bien. Ambos actuaban de maravilla.

Dimitri estuvo pendiente de mí toda la noche, sus ojos se paseaban por la sala con pereza, pero siempre me revisaba un poco antes de seguir deslizando su mirada. Me senté en la silla de una de las pocas mesas vacías; detrás de un grupo gigante de gente que se arremolinaba hacia adelante para ver mejor el espectáculo. Quedaba completamente fuera de la vista de mis "colegas". Mis pies estaban doloridos por los tacones y agradecieron el descanso.

-¿Tratando de escapar otra vez pequeña? - la voz gutural del gorila a mi lado me hizo levantarme de un brinco.

El tipo se abalanzó sobre mí y yo retrocedí poniendo mis manos en alto para protegerme; tropecé con una silla y caí sentada sobre el suelo. El tipo me agarró por los antebrazos y me levantó de un tirón.

-¡Yo solo estaba sentada! -grité tratando de alejarme

-Claro que si mocosa.

Me arrastró hacia una puerta lateral en la estructura; no tuve dudas de qué una vez adentro haría lo qué quisiera conmigo. Me arriesgué como no lo creí posible y lancé una patada con el tacón de mi zapato a su entrepierna. Se dobló un poco y yo aproveché su distracción para zafarme; corrí entre la multitud de gente, empujando y golpeando; la música sonaba a bajo volumen y Yarik hablaba fuertemente en su micrófono.

Sentí una mano halándome fuertemente desde atrás por el hombro derecho; grité de dolor pero me empujé un poco más hacia adelante Y caí de rodillas en un espacio abierto. Capte tarde que Yarik decía "... Y ahí está la octava chica de nuestro primer grupo"

Levanté mi mirada hacia Dimitri, él se puso de pie en cuanto me reconoció y su mirada estaba llena de pánico y preocupación. También había enojo y desaprobación, pero en menos cantidades. La gente a mi alrededor vitoreo, y dos clientes me ayudaron a levantar y me acercaron a la tarima.

Arreglé mi cabello, mi ropa y mi mascara. Tratando de ganar tiempo; pero era inútil; nadie más se presentaría en mi lugar. Trepé por las escaleras y dando un rápido vistazo, descubrí al gorila entre la gente mirándome con gesto envenenado. Moví mi mirada un poco más y atisbé a Roma qué también estaba de pie y me miraba fijamente.

Me inquieté pensando en qué me descubriera, él pregunto algo a Dimitri, luego Dimitri sonrió y asintió mirándome. Una buena señal gracias a Dios.

Un hombre en traje se paró frente a nosotras sosteniendo un micrófono. Comenzó a hacernos señas para que pasáramos de una en una, de derecha a izquierda; gracias a Dios yo estaba de últimas a la izquierda.

La primera mujer paso con una sonrisa generosa y un movimiento de cadera exagerado. Dijo su nombre y dio vueltas para que los clientes la miraran desde todos los ángulos. Un hombre comenzó la subasta gritando un monto de dinero más bien generoso, otro ofreció más y luego otro. Así, algunos hombres después, la chica fue finalmente vendida a un hombre viejo que estaba en la mitad de la multitud. Ella bajó con una sonrisa en el rostro y acompañó al hombre por el camino por el qué entramos la primera vez con el gigante.

¡Así qué ese montón de puertas eran las habitaciones!

La siguiente chica pasó, ella no estaba tan risueña y aún así, se movió libremente por el escenario hasta qué un hombre ofreció la mayor suma de dinero.

ENTRE RUSIA Y ROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora