CAPITULO 30 (final)

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Cuando recogimos a Sasha bien podíamos estar flotando en lágrimas de tanto qué lloramos con Mikha, ella por Tima, yo por Roma y luego ambas por tenernos la una a la otra.

Dimitri soportó con paciencia de santo nuestros gemidos mientras conducía. Sasha en cambio murmuró por lo bajo sobre "el romanticismo exagerado de las mujeres"

Sonreí ante mi exasperado hermanito. Adoptarlo fue muy fácil, era un niño de la calle; sin familia, sin hogar. Los gorilas lo recogieron y se lo llevaron a Yarik para qué saciara sus perversiones más oscuras.

A Dios gracias qué de alguna manera llegue a tiempo a su vida.

Pasando calles y casas me di cuenta de qué extrañaría Rusia, con sus colores vibrantes, con su acento rudo, con sus costumbres "raras" ante mis ojos. Este se había convertido en mi hogar durante cuatro años y ahora partiría a otro lugar buscando lo mismo qué este glorioso país me dio.

El celular de Mikha timbró por quinta vez; ella lo revisó y vio que era de Tima la llamada; rompiendo el protocolo qué seguía con las llamadas de Roma desde hace media hora; contestó el celular.

-¿Amor? -Sus ojos se abrieron impactados, luego me miró - deja de gritar Romanov. -mi corazón se tambaleó y ella tomo aire ofendida. - ¿cómo te atreves...?- nuevamente se detuvo a mitad de frase y luego rabia llameó en sus ojos. -¡bueno; al menos yo la apoyo en lo qué creo qué es mejor para ella, en vez de largarme de putas durante su última semana conmigo...!

Nuevamente me abofeteé el cerebro para procesar la información. Mikha se detuvo de hablar y me miró alarmada; Dimitri me miró por el retrovisor y Sasha se giró para mirar a Mikha.

Ella alejó su celular de su oído y me miró con el rostro lívido.

-Lo siento, lo siento, nena; lamento tanto habértelo soltado así, yo... - tendí mi mano y arranqué el celular de sus manos.

-Te vas de putas por despecho y a mí me llamas cobarde!? - pregunté cortando los gritos furiosos de Roma desde el otro lado.

-¡Yuri!...- la alegría que imprimió en esa palabra se disolvió con la indecisión sobre lo siguiente qué debería decir. - tú... ¿escuchaste...?

-Si. Romanov. ¿Estás limpio al menos? O llegada a Inglaterra tendré qué hacerme el examen de VIH?

-¡NO! Yuri; ¡claro que no! Yo... yo... eso fue una estupidez, ¿si? pero Me protegí, me protegí como las anteriores veces; con la única mujer con la qué se me ha olvidado es contigo, Yuri...

-¡Ay que alivio! - dije empapando la frase de sarcasmo. - ya sabes; me siento tan bien ahora qué sé, qué de todas las putas con las que te has acostado en la vida con la única con la que no has usado protección es conmigo! ¡Creo qué podría bailar dentro del auto ahora mismo!

-¡Yuri, Yuri! ¡Escucha! ¡Escúchame! Detente, no tomes el avión, hablaremos de esto, te... te diré lo que siento, ¿sí? Haré lo que sea, pero por favor no tomes ese avión; lo único... lo único qué quiero es hacerte feliz...- bufé

-Me haces inmensamente feliz ahora, querido

-Yuri...

-Si en verdad quieres hacerme feliz; entonces, sal de mi vida, Romanov.

Colgué el celular y se lo entregué a Mikha; más lágrimas amenazando con desbordarse de mis ojos, pero esta vez de puro enojo. 

-Llorar por un motivo fuerte no te hace débil- dijo Sasha tomando mis manos entre las suyas - pero hacerlo por una causa perdida te vuelve estúpido.

Me abracé a él y una lagrima se escurrió de mis ojos. Podía ser la lágrima que me hacía estúpida; pero también era la lágrima más dolorosa y sentimentalmente cargada del planeta.

Tomando aire parpadeé absorbiendo las lágrimas de mis ojos. Dimitri se detuvo y mirando por el retrovisor anunció.

-Aeropuerto de Domodedovo; una y cuarenta y cinco p.m.

Miré a Mikha y ella asintió noblemente; miré a Sasha y el asintió con confianza. Miré hacia fuera y me impregné de sentimientos qué hace años no dejaba salir de mí. Sentimientos qué hace años me metieron en problemas y me sacaron de dudas; sentimientos qué no tenía que empujar en mi corazón como el coraje o el valor; sentimientos qué llegaron a mí con la pubertad. Y qué bien podían carecer de toda lógica y hacerme una loca desorientada; o qué podían utilizarse con inteligencia y convertirme en un ser frívolo, calculador y que nunca perdía.

-Inglaterra... Inglaterra nos espera.

ENTRE RUSIA Y ROMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora