Capítulo 29

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Megan

Cuando llegué a mi habitación, me lancé sobre mi cama y me entregué al llanto. Desconozco cuántas horas pasaron, pero estaba tan agotada que el sueño me venció hasta que desperté a la mañana siguiente cuando reloj marcaba las dos de la tarde y mi estómago protestaba, rugiendo hambriento.

Claro, no había comido nada desde el día anterior, así que me levanté perezosamente de la cama, sintiendo mis ojos hinchados y adoloridos por las lágrimas que finalmente parecía haber agotado.

Me dirigí a la cocina para prepararme algo, aunque no sabía si debía desayunar o almorzar, así que para no pensar innecesariamente, abrí el refrigerador y saqué un frasco con helado. Volví a la cama y comí la mitad del helado viendo televisión para tratar de distraerme.

Lamentablemente no estaba funcionando y las lágrimas empezaron a resbalar por mis mejillas antes de darme cuenta. Las limpié con las manos una y otra vez, pero no se detenían con nada.

Dejé el helado de lado y me derrumbé en la cama, mientras la imagen de Kash me torturaba en mi mente. Como si hubiera regresado de un estado de hipnosis, me senté en la cama y escanee la habitación buscando mi celular, considerando llamar a mi psicóloga. No me importaba que entre Nueva York y Roma hubiera seis horas de diferencia.

¿Cuál es la probailidad de que en una población de millones de personas, justo me haya enamorado del mejor amigo de mi ex novio muerto?

Era demasiada coincidencia, cualquiera que sea truco que me estaba jugando el destino, no me gustaba, era muy cruel. Cristianno y Kash eran los dos hombres más importantes de mi vida, uno había muerto en mis brazos y el otro moriría por mis propias manos. No podía hacerlo, me negaba rotundamente.

Sin embargo, una pregunta inconclusa había estado rondando en mi mente las últimas horas, ¿Por qué Kash nunca me presentó a Cristianno? Era su mejor amigo, lo normal hubiera sido que lo hiciera. Si nos hubiera presentado en un principio, nada de esto estaría pasando, no me habría enamorado de Cristianno y podría matarlo como la misión lo requería.

Aunque era verdad que habíamos vivido un último mes inolvidable, lo que estábamos haciendo no era correcto. Esto debió terminar hace mucho tiempo, nuestra historia se ha alargado excesivamente.

De tanto pensar, me empezó a doler la cabeza y no tenía ninguna pastilla a mi alcance para aliviar el dolor. Me negaba a levantarme para salir a comprar un medicamente, así que me quedé acostada. Seguramente el malestar desaparecería si dormía un poco.

Pero no había cerrado los ojos ni un minuto cuando escuché que tocaban dos veces con breves golpecitos la puerta de mi habitación. No me moví, dispuesta a ignorar a quien sea que osara molestarme en este momento.

Si esa persona esperaba que le abriera, estaba muy equivocado. Cerré los ojos de nuevo y suspiré, bostezando. Cuando tocaron la puerta una vez más, gruñí escondiendo la cabeza debajo de las almohadas.

¿Acaso era tan difícil de entender? No quería ver a nadie, punto.

- ¡Largo!– Grité enfurecida–

Me sentí culpable inmediatamente, quizás era alguien del personal de limpieza del hotel y yo lo estaba tratando así cuando no tenían la culpa de nada de lo que me estaba pasando.

Justo cuando creí que se irían y me dejarían en paz, me dispuse a dormir, mi cabeza latía con fuerza y me dolían los ojos. Estaba tan concentrada pensando en el dolor, que no escuché cuando la puerta de la habitación se abrió lentamente y alguien entró descaradamente.

Atrápame si puedes (ASP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora