Capítulo 4

27.8K 1.4K 14
                                    

Cristianno

De acuerdo, lo admito: tenía a esa chica en la mira desde que llegó. La vi desde lejos y llampo mi atención al instante. Pero jamás pensé que me comportaría tanto como un imbécil. Cuando dije Fox, sus ojos se abrieron como platos, impactados por mi comentario. Joder, esos ojos grises suyos me atravesaron el corazón como una daga.

Y por alguna razón, no podía dejar de pensar que se me hacían conocidos, demasiado conocidos. Sin embargo, no era capaz de recordar de dónde exactamente y eso me frustraba. ¿Cómo podía olvidar unos ojos así?

Megan no respondió y simplemente hizo el ademán de dar media vuelta y marcharse, pero yo la detuve, sujetándola de la mano con suavidad.

- Lo lamento, no quería molestarte con mi comentario– Me disculpé hablando a toda velocidad–

Ella suspiró y me lanzó una mirada mortal.

- Ten cuidado, es posible que algún día, alguien te de una bofetada por un comentario así, porque otra persona no lo considerará tan gracioso como yo– Advirtió, frunciendo el ceño–

Megan sonrió, relajada y despreocupada y fue entonces cuando entendí que me había engañado. Esta chica me había hecho temer lo peor y sólo estaba jugando conmigo. No iba a mentirme a mí mismo, eso me encantó y fue extremadamente sexy.

Aliviado, le devolví la sonrisa.

- ¿En serio? ¿Entonces es algo que te dicen a menudo?– Pregunté alzando una ceja, mordaz–

- No, pero estoy segura que la gran mayoría lo piensa, sólo que no lo dice abiertamente– Respondió, astuta y honesta–

- Creo que no es una buena forma de empezar una conversación– Comenté, guardando las manos en los bolsillos–

- Pero conmigo funcionó para romper el hielo– Dijo con alegría–

Megan bebió un sorbo de su copa, mirándome con intensidad.

- ¿A quién están destinados los fondos que se recauden esta noche?– Interrogó, contemplando el escenario–

- Un orfanato que se incendió y acogía a doscientos niños de la ciudad– Expliqué lamiéndome los labios–

- En ese caso, me aseguraré de donar más tarde– Declaró asintiendo con la cabeza, determinada–

Nos quedamos en silencio y yo no podía apartar la mirada de ella, estaba hipnotizado.

- ¿Por qué me ves tanto?– Inquirió ladeando la cabeza–

- Nada, simplemente desde que te vi, no puedo dejar de pensar en una cosa– Indiqué tocando mi cuello–

- ¿Qué?– Preguntó parpadeando, curiosa–

- Te he visto antes, pero no puedo recordar cuándo ni dónde– Susurré entrecerrando los ojos–

- No lo creo, quizás me confundiste con alguien más– Respondió, restándole impotancia al asunto–

- No eres de Roma, ¿verdad?– Interrogué, cambiando de tema–

- Soy de Estados Unidos– Explicó bebiendo un sorbo de champaña–

- Dominas muy bien el italiano– Destaqué sorprendido–

- Vine de intercambio, por la universidad– Informó asintiendo con la cabeza–

- ¿Quieres bailar?– Inquirí ofreciéndole mi mano–

- ¿Acaso te enamoraste de mí o qué?– Exclamó soltando una carcajada–

- Jamás me he enamorado– Declaré, sin miedo–

- Pocos pueden presumir de haberse enamorado de verdad– Respondió suspirando, resignada–

- ¿Qué hay de ti?– Indagué estudiando sus ojos–

- Estuve enamorada una vez, hace mucho tiempo– Respondió tragando saliva, melancólica–

Megan aceptó mi mano y caminamos hasta el centro de la pista, donde una orquesta tocaba música clásica en vivo. En silencio, seguimos el ritmo en perfecta sincronía, abrazados el uno al otro. 

Atrápame si puedes (ASP#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora