"Años atrás alguien me dijo que debía tomar precauciones con el amor y lo hice"
— ¿No vienes, cariño?
El chico rubio levantó su cabeza del libro que estaba leyendo y le dirigió una sonrisa a su novia, Clarisse.
—Lo siento nena, estoy estudiando. —Dijo mientras le enseño el libro que tenía en sus manos— El examen final. El que tú también deberías estar estudiando, ya sabes.
Clarisse se burló mientras se acercó a él poniendo pucheros para que le haga caso. Algo que le funcionó. Él chico era incapaz de negarle algo a su adorada chica. ¿Cómo podría? La amaba tanto. Tanto que dolía respirar.
—Hagamos algo mejor, Ross. —Clarisse acarició el rostro de Ross y besó su boca en el proceso— Podríamos estar en mi casa. Alessia no nos molestará.
Ross sacudió su cabeza y le envió una sonrisa de disculpa.
—Son los finales, Clarisse.
Clarisse suspiró con molestia.
— ¡Prácticamente ya estas graduado, Ross! No necesitas pasar ese estúpido examen.
—Nena...
Clarisse rodó sus ojos y se levantó de su regazo mientras se alejaba indignada de que su novio no estuviese prestándole la atención que deseaba. Sus estudios siempre parecían ser lo principal para él.
No importaba. Él se iría con ella a su casa si ella quería eso.
Clarisse adoptó una cara fingida de dolor.
—Siento que te alejas de mí. Ya no te importo. Ya no me amas.
—No es eso. —Soltó él con rapidez— Por supuesto que te amo.
Ella sacudió su cabeza.
—Me estas dejando de lado. Sales más con tus amigos que conmigo. ¡Soy tu novia! Ya ni siquiera me ayudas con mis juegos dorados.
Ross odiaba mucho sus Juegos Dorados. Él no entendía por qué su novia disfrutaba haciéndole creer a la gente cosas que no eran. Bueno al menos eso se decía él. En el fondo sabía que Clarisse lo hacía deseando observar el dolor, la desilusión, la emoción oscura de otras personas. Clarisse tenía su compañero de juegos y ese era Ross. Él no podía negarle nada. Él hacia lo que ella le ordenaba.
Ella era su dueña.
Ella lo era todo para él.
Ross lanzó el libro en su mochila derrotado. La universidad podía esperar. Clarisse no.
Ella sonrió victoriosa cuando él llegó a su lado poniendo un brazo a su alrededor y trayéndola a un beso.
Clarisse siempre lograba lo que quería y cuando lo quería.
—Nuestros amigos nos verán esta noche en la fiesta de fraternidad. —Sonrió— La harán en honor a nosotros.
Ross asintió. Aunque él no disfrutaba mucho de aquellas fiestas adoraba estar alrededor de sus amigos y Clarisse todo el tiempo.
¿Qué más podía pedir? Lo tenía todo.
Una familia hermosa, una novia asombrosa, un montón de amigos que lo querían.
Amaba su vida como amaba a su novia.
Tiró de Clarisse para besarla en la frente y le sonrió con cariño. Justo en ese momento los ojos de Clarisse se iluminaron y también sonrió.
Clarisse amaba a Ross. Él era perfecto para ella y era suyo. Él le pertenecía y nadie se lo quitaría. Ninguna chica tonta podría con ella. Clarisse sabía del profundo amor y devoción que él le tenía y aprovechaba al máximo de ella. Ross jamás la dejaría a ella, él nunca podría dejar de amarla, por nadie, ni por su tonta hermana quien por cierto no dejaba de suspirar por él.
Eso le dio una idea a Clarisse.
Su sonrisa de adoración de convirtió en una maliciosa.
—Bebé, ya tengo a nuestra próxima víctima.
La sonrisa de Ross se borró al instante. El momento tan especial fue ensombrecido una vez más por las ideas enfermas de su novia por sus juegos dorados. Esperaba no conocer a su próxima víctima. Rogaba por no conocer a su próxima víctima.
— ¡Alessia!
Estaba jodido.
•Próximamente O2•
¡Hola! Bueno. Este fue un origen pequeño y creo que los que siguen serán un poquitín más largos que este. (Este fue como un introductorio a como comenzó todo) Ya lo irán entendiendo.
Espero que les haya gustado este pequeño pedazo de origen.
¡Dejen muchos votos! Y algo más. Deséenme suerte. Mañana empiezo mis clases y estoy súper nerviosa porque esto es algo nuevo para mí. A partir de ahora me será muy difícil escribir porque tendré que concentrarme en mis estudios, pero trataré.
Espero que comprendan, gracias, las amo
•Axx•