Señor Bipolar
Me siento en el banco del parque apreciando el destellante sol que esta frente a mi cara. Intento comprender que fue lo que paso ahí y como paso tan rápido. Bebo el agua que compré hace unos minutos y entonces encaro a Ross.
— ¿Qué demonios fue todo eso?
Él se encoje de hombre y eleva su cabeza hacia el cielo, como si disfrutara de absorber el clima.
— ¿Por qué dijiste todas esas cosas? —Sacudo mi cabeza confundida— No lo comprendo.
—Lo dije porque quería.
Frunzo el ceño.
—No explica mucho.
Entonces pasa algo que no espere que pasara. Él sonríe. No hacia mí, sonríe hacia el cielo.
—Tenía ganas que enojar a alguien. Y tu ex-novio se enojó. Cumplí mi objetivo.
Intento torpemente de apartar la mirada de su sonrisa.
— ¿Solo eso?
Ross baja la mirada hacia mí, sus ojos intentos chocan con los míos y lo único que lamento es que su sonrisa se haya ido. Una máscara fría vuelve a su rostro.
—No seas tan ingenua, Laura. Si él te engañó, déjale cree que le has hecho lo mismo.
Pues eso no suena nada bien pero no es que yo lo haya desmentido cuando dijo eso. De alguna forma sentí que se hacía justicia por lo que él me había hecho. Sentí una pequeña satisfacción.
Me quedo callada un largo momento y me permito volver a disfrutar del ambiente. Aunque eso es bastante difícil con la presencia arrolladora de Ross. No ha vuelto a sonreír. Él tiene una sonrisa muy bonita, debería sonreír más.
— ¿Él lo ha hecho con anterioridad?
— ¿Qué?
Él se sienta a mi lado en el banco, con la mirada fija en el frente.
—Él estaba a punto de darte una bofetada. ¿Lo ha hecho antes?
Giro mi cabeza hacia otro lado mientras cierro los ojos, maldición. Me levanto del banco.
—Debo irme.
— ¿Sabes cómo lucias? —La curiosidad me detiene y el continua— Lucias resignada. Como si no fuese la primera vez.
Aprieto mis labios obligándome a no decir nada porque tiene mucha razón.
—Una chica como tú no debe andar detrás de chicos como él.
Me giro y lo enfrento. Él está justo ahí donde lo dejé pero ahora está parado y sus ojos intensos están en mi rostro. Sus ojos que destilan calidez y comprensión y su actitud segura hacen que dé un paso hacia adelante, como si un imán me jalará hacia él.
Pero entonces aparta la mirada.
—Ni como yo. —Su voz fría y sin emoción me detiene de golpe—.
Mis ojos se abren al ver que se acerca a mí, arrogancia ahora destila por su cuerpo y su andar me irrita.
— ¿Por dónde vives?
Levanto mi barbilla con la poca seguridad que me queda.
— ¿Por qué te lo diría?
El rueda sus ojos y me mira como si fuese un problema del que se quiere deshacer. ¿Pero quién se ha creído? ¡Fue él! Todo él. Yo no le obligue a ir y soltarle cosas a Daniel o que me defendiera. No tengo culpa de nada aquí. Obviamente yo no soy el problema.
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That Man
Fiksi Penggemar~ "El juego comienza con un beso y termina en un corazón roto" ~