Simplemente a ella... a su amor, a su princesa, a su niña. Se separó lentamente y fue a buscar algo de su bandolera. charlotte apoyó la cabeza en la pared. Sabía lo que él buscaba. Lo esperó sentada en la cama. Pronto él volvió con ella. Dejó a un lado la jeringuilla cargada de una dosis excesiva de insulina
- Justin...
- Shht... - la miró, arremangándose una de las mangas. – sí, estoy seguro.
Charlotte miró hacia arriba, como si buscar algo. Como si esperara un milagro. ¿Enserio él estaba haciendo eso por ella?- No puedes morir por mí.
- Tonta... - él la miró y sonrió. – sabes que si te marcharas sola... yo ya no tendría motivos para vivir.
Cogió la jeringuilla y la clavó en su brazo. Apretando. Inyectando hasta la última gota del medicamento. Torturándose... abriéndose paso hacia la muerte... En un diabético era mucho más fácil que el azúcar corriera por sus venas. Y pronto toda aquella insulina haría que la sangre parara de circular por sus venas, sin llegar así a su corazón.
Justin apartó los cables de alarma del cuerpo de Charlotte. Si los médicos sentían el compás anormal del cardiograma, aquella habitación sería como una diana. Los dejó a un lado y se sentó en una silla, al lado de Charlotte. Apoyó su cabeza en el vientre de ella. Con una mano agarraba la de Charlotte. Y con la otra, los cables que permitían que ella siguiera con vida.- En cuanto sienta que la sangre ya no corre por mis venas... - susurró con dificultad. – tiraré de los cables.
Charlotte asintió. Si hablaba, se iba a poner a llorar. Justin estaba envuelto en una capa de sudor. Le costaba respirar. Ella sintió como apretaba su mano. Dirigió la otra hacia el rostro de Justin y acarició su cara, tirando algunos mechones hacia atrás.
- Justin... esto es una locura... - dijo Charlotte entre sollozos. – no deberías...
- Ya está. – él la miró, sonrió, a pesar de todo. – El amor es locura, mi vida.
Ella ladeó la cabeza.- Sonríeme. – le pidió él. – quiero ver por última vez la sonrisa más preciosa del mundo.
Ella le hizo caso, a pesar de lo mojada que estaba su mirada, sus mejillas, su barbilla.
- La volverás a ver dentro de nada. – le explicó ella. – allí arriba... disfrutaremos del reencuentro. – Justin asintió, complaciente de sus palabras optimistas.
Sintió como la presión de la mano de él aflojaba. Ella se estiró, acompañó la otra mano de Justin, que cogía los cables y tiró de ellos. Desconectándose. Justin la miró.
- Te amo. – susurraron los dos al unísono.
Y una última sonrisa. Y una última mirada. Y las respiraciones que se agotaban, el aire que no llegaba a los pulmones, la circulación irregular, la escasez de sangre en las venas. Y los dos corazones... que a la vez, dejaron de latir.
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En 16 dias (Terminada)
Teen FictionCharlotte era libre. Si, un alma rebelde. Y ahora su pelo volaba libre, al viento. Esas ondas tan definidas de un color castaño muy peculiar, eran acariciadas por la brisa del aire, que soplaba al ritmo que corría la moto. Iba agarrada a la cintura...