Episodio 1

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Siempre es lo mismo con los estudiantes, aunque digan que el cambio de la primaria a la secundaria te hace madurar, son puras mentiras. Al menos eso era lo que creía Clementine, que la secundaria era una basura. Y es que, hasta cierto punto tenia razón, los estudiantes de ahí a lo único que iban era a calentar bancos o a causar problemas, por suerte para ella, no le importaba en lo mas mínimo convivir con otras personas, solía evitarlas lo mas posible que pudiera.

Sobre todo a las personas populares, cómo Gabriel García; su compañero de clases que parece ser que ni le parece importar la existencia de Clem mas que para molestarla o burlarse de ella.

Personas como Gabriel, suele evitarlas a toda costa. Vaya suerte, justo ese día la habían emparejado con ese chico de cabello castaño y gorro anaranjado.

-Pero, profesor, yo puedo trabajar sola.-Exclamó la chica casi gritando exasperada.

-Ya te lo he dicho, Clem, debes aprender a convivir y relacionarte.

-P-pero...

-Sin peros, ahora vuelve a tu asiento.

El Sr. Evereett es el mejor profesor que Clem ha podido tener, o eso menciona ella, pero en momentos como este es cuando mas empieza a dudar sobre aquello.

Sin mas que poder decir, dio un gran suspiro resignante y volvió a su lugar, mientras todos "trabajaban" en sus proyectos. Clementine se seguía cuestionando a sí misma "¿qué hice mal?" como si ella hubiera provocado esa elección.

-¿Te vas a sentar o es qué planeas que yo haga todo solo?-Dijo Gabriel mientras trabajaba en el proyecto.

Ella solo bufó y se sentó en la silla que se encontraba delante de el, tomo su lápiz y comenzó a trazar líneas para poder formar lo que en su mente imaginaba. Gabriel y ella si que habían tenido una conexión antes pero casi siempre terminaba o empezaba con una pelea.

Poco después de estar trabajando en el proyecto se escuchó una pequeña risa por parte del compañero, esta le lanzo una mirada fulminante y pregunto a que se debía su risa.

-No, es solo que creo que alguien tiene hambre.

Clementine lo miro confundida y seguido de esto miro hacia abajo, donde se encontraba su dibujo; era una alita de pollo.

-¡E-es solo que estaba pensando en otra cosa!

-Exacto, tienes hambre.

-¡Qué no!

En eso el timbre sonó, indicando que era hora de partir a casa.

-Bueno, chicos, ya es hora de irse. Será mejor que terminen sus proyectos en este fin de semana. ¡Pásenla bien!-Anunció la autoridad dando permiso a todos para irse, a lo cual todos respondieron alegres.

-Venga, ya podemos ir a comer. Yo invito.-Propuso el latino.

-Cierra la boca.-Murmuró esta.

-Anda, mi tío nos puede llevar, ¿no te gustaría un par de alitas de pollo?-Dijo con una gran tentación en sus palabras.

-Ya te he dicho que no.

-Y yo te he dicho que yo invito, ¿si?

-¡Que no! Mi madre me esta esperando en casa, adiós.-Mencionó esta mientras tomaba su mochila y salía del lugar.

Pensando en la escena que había pasado antes, Clem escuchó que la llamaron por su nombre y volteo, pero regreso la vista de inmediato al ver quien la llamaba, no sin antes rodear los ojos, claro.

-¡Vamos, Clementine! ¡Será divertido!-Dijo esto ultimo con una sonrisa triunfante al ver que esta paro antes de salir de la escuela.-¿Vienes?

-De acuerdo.-Murmuró esto ultimo recordando que sus padres siempre estaban de viaje.-¡Con una condición! ¡Esto no lo sabrá nadie!

Tarde O Temprano, Los Cambios Siempre Llegan.(Gabentine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora