Episodio 17.- Inesperado.

340 31 8
                                    

No tenía ni idea de que hacer, de pronto tenía dos malas noticias dos días seguidos. Quería morirse. Luego pensó en que era un pensamiento demasiado estúpido y lo desechó.

Estaba encerrada en su cuarto a pesar de que su madre intentaba calmarla y hacerla entrar en razón. Al final se rindió y decidió dejarla sola. Las lágrimas empezaron a empapar la almohada con la que escondía sus sollozos y llanto. Al poco rato dejo de hacerlo, levanto un poco la vista. Logro divisar un artefacto que se había olvidado de revisar aquella mañana.

El collar que Gabe le había dejado la dejo cautivada. No podía soportarlo mas, no quería seguir así, pero tampoco podía dejar que la viera de esa forma, había decidido esperar un rato a que su cara se calmara completamente. Seguido de esto se levantó y dirigió a la salida de su casa con él collar en una mano y algo que había escrito mientras se calmaba en la otra.

- Hija, ¿vas a salir así?-Pregunto su padre, del cual no sé había percatado.

- Me llevare el paraguas. Ya vuelvo.-Dijo tomando el objeto y saliendo de casa.

Comenzó a correr sin importarle la lluvia y sin abrir el paraguas, le pareció que era solo un estorbo mientras corría. Además, la casa del chico no estaba muy lejos de esta.
Al llegar dudó un poco, pero finalmente tocó el timbre de la puerta. Le recibió una anciana que parecía tener la apariencia de ser su abuela.

- Disculpe, ¿se encuentra Gabriel?-Pregunto educada, pero intentando recuperar el aliento.

- Oh, pero cariño, vas a enfermarte. Pasa, pasa.-Dijo dando paso a la casa. Clem volvió a dudar pero después de un rato entro.- Siéntate en el sofá que está ahí, Gabe no tardará en llegar. Toma, cariño.-Agregó ofreciéndole una toalla, la cual Clem acepto.

- G-gracias.-Dijo haciendo caso a la señora.

- No hay de que. Te traeré un chocolate caliente.-La señora se dirigió a la cocina a prepararselo.

- ¡No, no tiene porque. . .-Ella se había ido antes de que pudiera terminar su oración.

El lugar era muy cálido, se podía sentir la gran familia que tenían a pesar de no estar presentes. A Clem le encantaba ese sentimiento, le gustaba pensar en que ese sería como su hogar ideal para estar junto a la persona que más ama dentro de unos años.

- Gabe. . .-Murmuró desviando la mirada al suelo.

De pronto la señora le entrego una taza que desprendía un delicioso aroma a chocolate.

- Gracias.-Agradeció nuevamente tomando el liquido y seguido dio un sorbo.

- ¿Eres compañera de Gabe?-Dijo sentándose en el sillón que estaba a un lado.

- Eh. . . Si. . .

- Eres muy linda. ¿Cual es tu nombre, pequeña?

- Clementine. . .

- Clementine. . . Me suena, no sé porque-Replicó intentando recordar.-. Y dime, Clementine, ¿a qué has venido? Ha de ser muy importante para correr bajo toda esa lluvia.

- Si. . . En realidad lo es. . . Yo, creo que me he portado mal con su. . .-Se detuvo no sabiendo que decir.

- Nieto. Gabrielito es mi nieto.-Clem sonrió divertida por el apodo que le dio la señora a Gabriel.
Si bien recordó, eran cubanos y se notaba en el extraño acento que tenían.

- Gracias por recibirme así-Volvió a repetir Clem.-. Pero, si no es mucha molestia preguntar, ¿dónde esta él?

- Oh, no te preocupes. Él, su hermana y sus padres fueron a celebrar el quinto aniversario de ellos juntos. Creí que venías por la cena que se dará cuando regresen.

- ¿Quintín aniversario? No vengo por eso, pero me alegro por ellos.

- ¿En serio? Es una pena. Estaba preparando la comida para eso, realmente esperaba que alguien más que no fuera de la familia me halagara por eso.-Dijo algo dramática.

- Oh. . .

- Ya se, ¿por qué no me ayudas ahora, Clemmy?-Propuso feliz.

- ¿Eh? Ah, es que mis padres deben estar preocupados, les dije que no tardaría.

- Tranquila, ¿no te sabes su numero? Puedes llamarlos desde el teléfono de aquí y avisarles, fácil y simple.

- Oh, pues. . . Entonces, ¿a qué esperamos?-Dijo sonriente Clem, no muy convencida, por supuesto.

Le aviso a sus padres y seguido de esto la abuela de Gabe la guió hacia la cocina para después comenzar a cocinar. Clementine cayó enseguida ante el olor del guiso que percibió al entrar a esta.

- ¡¿Q-qué es ese maravilloso olor?!-Exclamó intentando buscar entre las comidas, causando una risa de parte de la señora.

- Esa es mi sopa de espinacas. Me sorprende que el olor te agrade.

- ¡Por supuesto que me agrada! Las espinacas me encantan.

- Vaya, Gabe y Mari podrían aprender una que otra cosa de ti.-Clem solo río nerviosa.- No me vendría mal si me ayudas a terminar las demás cosas.

- Claro, solo dígame que hacer.

El tiempo pasó demasiado rápido. Al poco tiempo de ayudar a la señora escucharon el sonido de un coche aparcarse fuera de la casa junto con unas luces que se notaban por las ventanas. Después escucharon varias voces y las puertas del auto cerrarse.

- Ya llegamos, mamá.-Se escuchó una voz grave mientras la puerta de la entrada se abría.

- ¡Estoy en la cocina!-Respondió su madre.

A Clementine le asustó escuchar aquellos pasos entrar y después le entro mas pánico al escuchar las voces de Gabe y Mariana entrar a la casa.

- ¡Yaya, hemos llegado!-Dijo Mariana.

- Me alegro, cariño.-Mencionó su abuela al salir de la cocina y saludarla con un abrazo.

- ¿Quien esta en la cocina?-Pregunto una voz femenina que Clem reconoció como la mamá de Gabe.

- Es cierto, se escucha ruido.-Dijo Gabriel, haciendo que Clem dejará de moverse y se quedará viendo a un punto indefinido asustada.

- ¡Es cierto!-Exclamó la abuela.- Cariño, ya puedes salir.-La llamo, todos la miraron extrañados.

Clementine inhalo y exhalo varias veces antes de salir a escena, cuando al fin salio todos la miraron sorprendidos y Clem solo sé quedó viendo al suelo, cubriendo un poco su cara con su gorro.

- ¿Clementine?-Mencionó Gabe acercándose a ella.

- ¡¿Clementine?!-Ahora había casi gritado su padre, haciendo que todos voltearan a verlo, incluso ella al recordar aquella voz.

- ¡¿David?!

Tarde O Temprano, Los Cambios Siempre Llegan.(Gabentine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora