Darse a la fuga: seis días antes

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N/A: Sé que el capítulo es corto y les hice esperar mucho por él, pero espero que lo que lean valga la pena.


Draco P.O.V

Me preocupé de tener la capucha más que enfundada en la cabeza, sin dejar ni un solo de mis llamativos y platinados cabellos a la luz, la sombra de la tela protegía la identidad de mi rostro y por ende mi persona seguía entre las tinieblas. No me preocupaba realmente en llamativo escudo de Slytherin que parecía brillar con toda su majestuosidad e ímpetu sobre la tela negra; por mucho que costara creerse, a pesar de que Potter y sus amiguitos parecieran tener un reflector mágico sobre sus vacías cabezas de Gryffindor, realmente éramos muchos los alumnos de Hogwarts.

Dudaba que nadie, a esa hora de un sábado, estuviera paseándose tan campante por los pasillos como para reparar en mí y por alguna razón decidir seguirme...



Harry P.O.V

- Ron, te digo que esa chica tiene algo raro -mi amigo me miraba con esa expresión que dejaba claro su único pensamiento: "Harry, cállate de una vez, son las siete de la mañana".

- Harr... -bostezó-. Harry, ya pasamos por esto en quinto... Ya ligaste a Malfoy en su tiempo a todo lo malo que ocurría.

- Y tuve razón. Espera... ¡Eso es! No lo había pensado, ¡Ron! Si Cristalstairs está metida en algún asunto fuera de lo normal, Draco debe de saberlo.

Nuestra habitación estaba apenas iluminada por el tenue candor de una vela que reposaba en el baúl de Neville, si hubiera sido hace unos años ambos nos hubiéramos mirado negando y esperando a que ocurriera la inevitable catástrofe o torpeza que parecía seguir a Longbottom a todas partes. Pero luego de la guerra las cosas habían cambiado, él ya no era torpe y dubitativo... Sentí una leve punzada de pena, todos habíamos dejado de ser niños por culpa de la guerra.

Me centré en el presente, si no lo hacíamos perderíamos la cabeza.

- Harry, dime que no vas a volver a seguir a ese rubio platinado y obsesionarte -no podía mentirle así que me limité a observarlo en un incómodo silencio-. Si no fuera porque sales con mi hermana, cosa que aún me parece de lo más perturbadora, diría que te gusta ese estirado de Malfoy.

- Muy gracioso, Ronald.

Ron me miró, negó, bostezó y volvió a negar. Sabía lo que iba a hacer: seguir a Malfoy.


Salí de la cama, mientras Ron cerraba su dosel y me gruñía un último "ni se te ocurra que voy a acompañarte en tu misión de niña fanática". Sabía que si encontraba algo, iba a conseguir que me siguiera ese pelirrojo que tanto adoraba comer, pero mientras tanto iba a tener que convivir con la idea de irme solo a seguir a Malfoy.

Me cambié el pantalón de franela gris por el del colegio, poniéndome las medias rojo escarlata y calzándome los zapatos de un salto. En un intento de apresurarme tropecé y caí sobre la cama de Neville quien despertó sobre saltado y con la impresión de que iba a morir de un paro cardiaco.

- Harry, ¿van a escapar? -entonces tuve un vivido recuerdo de cuando estábamos en el primer año y él nos había preguntado lo mismo y Hermione lo petrifico... como había pasado el tiempo desde entonces, desde aquel Neville miedoso y aquella Hermione tan sabelotodo.

- No, solamente voy a seguir a Draco.

- Bien -dio media vuelta y siguió durmiendo como si nada hubiera ocurrido, Ron rio por lo bajo.

- Ya empiezo a creer que Malfoy no es el único que te gusta.

- Cállate, Ronald -repetí por octava vez esa mañana.



Hermione P.O.V

Revisé los libros frente a mí. Llevaba haciendo esa tarea a escondidas desde hacía casi dos meses, una vez por semana me despertaba muchísimo antes que cualquier otra persona y me iba a sentar en la última mesa de la biblioteca, en un pequeño recoveco al que nadie iba nunca. Siempre tenía esa enorme, casi descomunal, pila de libros que colocábamos como barricada para que nadie viera los pergaminos que teníamos desplegados en medio de la mesa.

Miré el reloj de la pared izquierda de la biblioteca, justo enfrente mío, llegaba medio minuto tarde y eso era extraño. No es como que los Slytherins no tuvieran la desagradable mala costumbre de hacerse esperar, los hacía sentir importantes y ellos amaban sentirse importantes, pero también la mayoría al venir de largos linajes de "sangre pura" había recibido una tonelada de clases de modales. Sabían llegar a tiempo, y en este trato habíamos acordado el primer día que no me iba a hacer perder ni medio minuto de mi valioso tiempo.

El sonido de la madera chirriando me hizo poner rígida, en alerta, hasta que dobló por la esquina la platinada cabellera seguida por una bamboleante capa negra con funda verde esmeralda.

- Llegas tarde, Malfoy.

- ¿Me esperabas, Granger? -sonrió de lado, con ese montón de socarronería que parecía exudar por sus poros.


La Princesa de las SerpientesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora