IV. VERDADERO MONARCA.

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— ¡¿Por qué no puedes deshacerte de un criminal?!

La cabeza de Zayn martilleaba en principios de una fuerte migraña.

Sentado en su trono, colocó el codo en el reposabrazos y escondió el rostro contra su mano. Trataba de encerrarse en su burbuja, alejarse de los constantes regaños que su señor padre en ese momento prorrumpía contra su persona. Siempre había sido sencillo alejarse de lo que ocurría a su alrededor, pero, en ese momento, tomando en cuenta que hablaban sobre el joven prisionero que no se atrevía a tocar, le costaba más trabajo que en otras situaciones abstenerse de la conversación.

— ¿Por qué te molesta tanto? — Se atrevió a preguntar cuando el señor y antiguo monarca calló.

Fue un pésimo cuestionamiento, pensó cuando los ojos encendidos de su padre se clavaron en su persona. Aun sin ser rey, tenía todo el control sobre su hijo, dirigiendo El reino en ocasiones, cuando se aburría de su vida normal en los límites del territorio.

Zayn se preguntaba constantemente por qué lo eligió. Es decir, por qué decidió pasar la corona tan pronto, tan antes de tiempo. El señor Malik mantenía fuerzas para dar órdenes, dirigir batallas, gobernar naciones; sin embargo, tomó la opción de que el moreno continuara con su legado, relevando su responsabilidad.

— Jamás hemos perdonado a un delincuente, Zayn — era imponente. Todo el pueblo lo respetaba, todo el reino le veneraba. Era poder y autoridad. Era fuego y desgracia destruyendo todo a su paso, todo lo que Zayn nunca podría ser. — Lo has mantenido en los calabozos durante una semana entera, ¿crees que no lo sé? La gente comienza a hablar, creerán que eres débil.

— A la mierda con la gente — quiso cortar su lengua él mismo pronunciada la frase.

El semblante de su padre enmudeció. Tanto tiempo obedeciendo sus reglas sin objetar, sin quejarse. Años guardando silencio, fingiendo que estaba de acuerdo, actuando como si en realidad le importara las opiniones de terceros, de su gente. Él decía que disfrutaba de su poder, del reinado; pero jamás fue así.

Simplemente no tuvo elección, y no se quejaría por nacer en cuna de oro.

— Más te vale que no sea lo que estoy pensando, Zayn.

— ¿Y qué estás pensando? — el juego que llevaban de estirar y aflojar estaba hartando al menor. Si su padre quería algo, ¿por qué no se lo pedía de una maldita vez? Sabía que lo controlaba, conocía perfectamente que los pies de su hijo soportaban cadenas, condenándolo a vivir atado a las órdenes del viejo monarca.

— Nosotros no rompemos la ley — dijo al final. — Nunca, no se puede. Desobedecer nuestras reglas nos obliga a condenarnos por decisión propia, Zayn.

— No entiendo a qué te refieres.

— Que más te vale no ser escoria homosexual.

Cada palabra fue pronunciada con asco, remarcando la última en un profundo odio que vibró dentro de su pecho. Si no tuviera una vida de prácticas, hubiese temblado. Pero no lo hizo. Su expresión no cambió, sus hombros no se tensaron, su voz ni siquiera parpadeó por el miedo a ser descubierto.

— Créeme, padre, yo mismo pondría una bala en mi boca de fallar al reino.

Mentiroso.

— Me alegra escucharlo, Zayn — y en verdad parecía que así era.

El rey vigente se acomodó mejor, enderezando la espalda hasta que ésta se encontró completamente apoyada en el respaldo. Sus manos sujetaron los costados de su trono, adquiriendo la misma posición que utilizaba para reuniones con sus súbditos.

— ¿Algo más?

— La exploración de los cuatro gobernantes está cerca. Es a la primera que irías, pero me han contado que dejaste tus clases de batalla y tácticas de guerra — en serio, el día que su progenitor no lo visitara para regañarlo, Zayn haría la fiesta más malditamente grande y costosa del siglo.

— Las he dejado — afirmó sin arrepentimientos, su padre suspiró.

— No estás listo para ir más allá de los límites.

— Ve tú — hizo un gesto vago con la mano, quitando importancia a la situación. Después de todo, el moreno odiaba esas expediciones; al menos, lo que contaban sobre ellas.

Cuando era más joven, su padre se marchaba durante semanas fuera de los territorios junto a sus otros tres aliados. Visitaban ciudades lejanas, recorrían caminos inexplorados, hacían recolección de datos sobre un mundo que ya no existía por completo. A él lo llamaba la aventura, lo desconocido, lo extraordinario; pero sabía que en un viaje así, no podría dejar libre aquel espíritu infantil.

— ¿Estás seguro?

— Sí, ve tú — insistió, ya se estaba levantando del trono. — Sinceramente, no he estudiado nada sobre la exploración. Tú conoces a los cuatro, sabes cómo se maneja todo. Fuiste una vez su líder, y te siguen respetando. Lleva a tus caballeros, me quedaré con los míos — era tan fácil deshacerse de sus deberes cuando se padre aun deseaba tenerlos. — Estoy seguro de que los herederos no se llevarán bien contigo, y alguien debe quedarse en el poder mientras ustedes no están.

Al parecer, aquello terminó por convencer al mayor, quien asintió complacido y dio media vuelta para salir del salón.

Se quedó relativamente solo. Dos de sus guardias lo esperaban en la puerta, uno de ellos, Niall, lo miraba con una ceja alzada. A los caballeros, aunque fuesen de la corte real, no se les permitía hablar al rey (mucho menos cuestionarlo); pero el rubio era uno de sus mejores amigos durante toda su vida, así que no se sorprendió cuando le escuchó burlarse de su persona.

— Nunca serás el rey supremo y poderoso mientras tu padre siga prendado a tu espalda.

Malik caminó hasta quedar a su costado, encogiendo sus hombros en un gesto de total resignación. Hace tres años, hubiese hecho un escándalo acerca de su derecho a liderar como él quisiera; pero ahora, ya estaba acostumbrado. Incluso a veces sacaba ventaja de no poseer todo el control (como en ese momento).

— Retírate — le indicó al segundo caballero, quien hizo una reverencia y abandonó el salón. Mayor privacidad para ser sólo Zayn. — ¿Quién dijo que quería serlo?

Su amigo río antes de pasarle un brazo por los hombros, logrando que el metal del que estaba hecha su armadura lastimara un poco al moreno. Sólo lo hizo reír más ante sus quejas, Niall era una persona fácil de divertir.

— ¿Vas a mentir toda tu vida? — La pregunta lo dejó confundido.

— ¿De qué hablas?

— Oh, Zayn, vamos — Niall lo soltó, posicionándose frente a sus ojos. Enarcó una ceja, como si esperara a que los engranajes dentro de su cabeza funcionasen; pero nada. En grandes momentos no lograba comprender a las personas, por más que lo intentara, no les seguía el paso. Sobre todo, a Niall, el rubio de ojos azules que cambiaba de opinión tanto como un niño pequeño varía de su color favorito.

— ¿De verdad no te das cuenta? — La voz del rubio llevaba un tinte de tristeza en ella, algo que lo descolocó por completo. Como si Niall veía algo que sus ojos no alcanzaban a notar, y eso era desagradable. — Ay, compañero, cuando te enteres será lo peor del mundo.

No dijo más.

Zayn tampoco insistió. 


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N/A: PERDÓN POR TARDAR TANTO EN ACTUALIZAR. 

Les prometo que ya no lo haré. Xoxo.

THE KINGDOM ♛ Z. M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora