VIII. LA ACUSACIÓN.

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Habían pasado tres días desde que el prisionero Liam Payne se encontraba atendido por el médico de la corte. Tres días desde que el supremo monarca, Zayn Malik, fue cuestionado de incontables maneras que él jamás esperó; empujándolo hasta el límite de imponerse como nunca antes para callar las atrevidas bocas.

Imágenes de la segunda tarde mientras Liam continuaba inconsciente destellaron en su cabeza, haciendo crujir los dedos de sus manos, cuando un miembro del concejo creyó conveniente regañar a su rey tal cual lo hubiera hecho su padre cuando Zayn era un niño. El problema estaba en que nadie poseía tal derecho.

— Mi lord, ¿en verdad está pensando lo que hace? Considero que se está dejando llevar por un capricho absurdo — decía sir Cameron, un sujeto de edad avanzada que fue leal a su padre, e incluso aún lo era sin importar el nuevo rey. Siempre lo veía como un inmaduro, poco adecuado para el trono.

— ¿A qué se refiere, sir Cameron? — En ese momento, todos en la mesa del concejo habían abandonado sus faenas para brindar absoluta atención a la conversación entre ambos hombres. Zayn, por su parte, se recargó en su silla y observó al individuo ponerse en pie.

— Me refiero a que ha perdido la cabeza. ¿Quién se cree usted para no asesinar a un homosexual? Ese reo ha cometido un crimen execrable y usted sólo se jacta de tomar la decisión correcta — exclamó el contrario, sin apartar la mirada de su rey.

Por unos minutos, dio la impresión de que todos los espectadores detuvieron la respiración, a la paciente y ansiosa espera de la respuesta que el monarca tendría a tales horribles acusaciones.

Zayn, por su parte, analizó al contrario. Claramente el hombre no era el único presente en aquella habitación que apoyaba las creencias divinas de los ancestros. Y, así mismo, sabía que otros tantos pensaban igual acerca de su pequeño capricho para conservar la vida de Liam.

Sin embargo, así como las faltas que Zayn mismo cometía, criticar a su rey se consideraba traición a la corona que juraron servir sin réplicas. Desobedecer, gritar y humillar al soberano frente a todos se pagaba con sangre. Suerte de sir Cameron que el moreno no estaba en condiciones de exigir una ejecución cuando un crimen mayor se estaba cometiendo en El Reino por su voluntad.

— Sir Cameron — habló entonces. Una irónica sonrisa abriéndose paso por su rostro mientras se levantaba lentamente de su asiento. Todos permanecieron sentados, pero las miradas estaban fijas en él. — ¿Quién se cree usted para criticar y ofender a su eminente rey de la manera en que lo hizo?

El rostro del nombrado palideció de golpe. Era claro que la filosa y amenazante voz de Zayn no dejaba cabos sueltos a la situación. Su equivocación podía costarle la vida, y ni un ser humano lo ignoraba.

— La próxima persona que se atreva a cuestionar mis decisiones será condenado a la pena de muerte sin misericordia — bramó el rey antes de que sus ojos se posaran exclusivamente en el único causante de la escena. — Cuestionar los ideales del monarca se considera traición, un crimen que podría llevarlo a ser compañero de otros prisioneros, Sir Cameron, así que mi consejo para usted es que no hable más de lo necesario, o entonces sí perderé la cabeza.

Desde dicho acontecimiento nadie se atrevía a juzgarlo directamente, pero los rumores por el castillo incluso llegaban a los oídos de su majestad. La mayoría fueron piadosos con su persona, decían que Zayn era compasivo y bondadoso, diferente a los antiguos gobernantes. Otros tantos insultaban su carácter, pisoteaban su orgullo y criticaban sus acciones.

No le importaba.

Nada de eso importaba mientras Liam continuara vivo.

De alguna manera, mantener al castaño en la enfermería fue la excusa perfecta para cumplir a su palabra con Louis, y Harry tampoco la estaba pasando tan mal al tener que cuidar de prácticamente una persona dormida.

El rizado era amable y tranquilo, pero pocas veces hablaba. Solamente decía lo esencial, manteniendo su distancia de los asuntos que el rey manejaba. Eso le agradaba a Zayn, necesitaba servidumbre que no apoyara las leyes vigentes y, en un descuido, asesinara a Liam por mantener la promesa de lealtad.

Estaba completamente seguro de que Harry no haría eso, sobre todo porque él también era un prófugo de la justicia que se burlaba con su libertad frente a las narices ajenas.

— ¿Cómo está? — En ese momento, caminaba con Harry cuidando sus espaldas hacia su dormitorio.

Era tarde, sin embargo, la iluminación del castillo resultaba ser sorprendentemente buena. Rodó los ojos, quiso golpearse en la cabeza, ¿por qué pensaba en algo tan estúpido como la luz del palacio? Cierto, ya recordaba. Intentaba evitar por completo revivir el rostro de cierto enfermo prisionero.

Moría de ganas por correr adonde Liam, pero, en un momento de sensatez, aceptó las recomendaciones de Morgan, aquellas que pedían a Zayn mantenerse lejos el tiempo suficiente al menos hasta la mejoría de Liam. Al principio se negó, pero comprendió a los minutos que era mejor si no demostraba tanto interés por un desconocido convicto.

— Se recupera velozmente — respondió Harry.

Una vez llegaron a su habitación, lo primero que hizo fue deshacerse de la corona mientras observaba de reojo a un ágil rizado transformar el lugar en condiciones adecuadas para que el rey descansará plácidamente.

— ¿Ha despertado al menos? — La desesperación fue palpable en su voz, pero no se molestó por fingir lo contrario. Estaba cansado de hacerlo, y Harry jamás opinaba.

— No por completo. El señor Morgan le suministra medicamentos para mantenerlo sin dolor, dice que, por el contrario, la herida infectada produciría malestares en el joven Liam — explicó el menor una vez se giró hacia él, dispuesto a realizar su siguiente tarea.

Zayn asintió, cortando momentáneamente la conversación mientras el rizado se deshacía cuidadosamente de su armadura hasta dejarlo con las prendas inferiores que él mismo cambiaría por higiene personal.

— Mantenme al tanto, Harry — el susodicho asintió, tomando la oración como su hora de partida.

Una reverencia bastó para abandonar la cámara del rey Malik, dejando a éste mismo con sus pensamientos acerca de unos ojos color miel que lo atrapaban todas las noches minutos antes de caer dormido.




¿Dedicatorias? Gracias por leer.

THE KINGDOM ♛ Z. M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora