XV. EL APODO.

1.5K 317 349
                                    

Aunque todo en Zayn gritaba que debía escupirles en la cara a los herederos Middleton, no lo hizo por cuestiones gubernamentales.

En realidad, su decisión fue tomada en una rápida consulta con el hombre que más confiaba del concejo, el médico real Morgan. Éste aseguró que el monarca ya contaba con demasiados obstáculos debido a sus últimas decisiones. Rechazar a los hijos de las Tierras rojas sólo era una invitación a la muerte para que lo degollara sin piedad.

— ¿Qué se supone que haré con Liam?

En ese momento, se encontraban en su dormitorio luego de haber montado todo un espectáculo para la bienvenida de sus príncipes.

Las personas reunidas alrededor de la pequeña mesa que sus aposentos tenían eran sumamente fiables a los ojos del rey. Jamás cuestionaría la lealtad de los presentes, quienes parecían quemarse las neuronas tratando de hallar una solución para el problema con Liam.

Sabía que Leandro y Ghian permanecían en El reino únicamente para averiguar la posición actual de Zayn acerca de las vigentes leyes, no era secreto para ninguno de los cuatro grandes territorios que el magnífico supremo perdonó la vida de un homosexual y ahora lo mantenía pavoneándose en los corredores de su castillo como si fuera de la realeza.

Pese a que lo último no era del todo cierto.

— Creo que deberías liberarlo del todo — la sugerencia del rubio caballero ganó la mirada de todos.

Era tal vez la opción más acertada que hasta el momento uno de ellos había dado, pero Zayn no quería elegirla.

Algo en lo más profundo de su egoísmo impedía que absolviera a Liam de todos los crímenes cometidos. Porque, de hacerlo así, sería partícipe de su despedida y él no era muy bueno manejando esa clase de emociones, a pesar de que poco tiempo había pasado desde que conoció al castaño.

— No es posible — respondió por fin, eludiendo de la mirada incrédula que Liam le lanzó desde el otro lado de la habitación. — Mantenerlo en el castillo es una excusa para decir que todavía estamos reconsiderando su delito. Soltarlo lo consideraría una traición a la corona — oh pobre Zayn, ¿cuándo comenzaría a decir la verdad?

El mayor de todos los presentes, Morgan, inclinó la cabeza hacia un lado antes de colocar los antebrazos sobre la mesa frente a él. Era el único junto con Zayn que permanecían sentados.

— Hay cierta coherencia en las palabras del rey — aceptó, aligerando el peso de la culpa que el moreno cargó ante sus palabras. — Lo más adecuado es que lo mantengamos aquí, pero sin que los hijos de Dominic lo descubran.

— Eso es imposible — intervino Niall. — Tenemos una tradición de recorrer cada centímetro del castillo cuando algún invitado real de los cuatro territorios se presenta. Además, ellos lo exigirán si sus razones son espiar al rey.

Zayn olvidó por completo aquella absurda costumbre que los ancestros implementaron con el fin de evitar la alevosía. Se preguntaba qué ingerían por aquel entonces para establecer tantas medidas absurdas.

Mientras el caballero y médico discutían las posibles opciones, sus ojos encontraron la mirada de Harry quien permanecía de pie estático lo suficientemente apartado para darles su espacio. Al ser un sirviente, poca importancia tenían sus palabras, pero había ganado la confianza absoluta de Zayn en tiempo contado.

— Harry — al hablar, todos callaron. A la vez, el aludido dio dos pasos hacia el frente esperando indicaciones. — ¿Qué opinas al respecto?

Que el rey pidiera consejos de sus criados no era algo que podrías presenciar todos los días, y por ende los rostros de ambos miembros del concejo se transformaron en todo un poema que en otras circunstancias se considerarían graciosos.

THE KINGDOM ♛ Z. M.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora