Nueve

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Estuve encerrada el fin de semana llorando.

Yo no era suya, o al menos no lo sentía y estaba muy lejos de serlo así.

Mi madre entró con una taza cargada de chocolate, acomodó mis mechones rebeldes detrás de mí oreja y limpio mis lágrimas.

-Si sientes una opresión en tu pecho que te lastima debido a sus actos, aléjate, el verdadero amor nunca te querrá provocar un daño.


¿Tenías que ser Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora