Treinta y nueve

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Mis párpados comienzan a revolotear, cuando los puedo abrir capto la mirada que se encuentra fija en mí, trato de sonreír y le doy las gracias por la compañía. Se queda a desayunar y pasa la tarde conmigo mientras pretende distraerme en juegos de mesa. Pero el sonido de la puerta nos interrumpe.

-Tenemos problemas Haynes –escuchó la voz desde el otro lado- Ha logrado entrar al hotel, ya tenemos refuerzos en la búsqueda.


¿Tenías que ser Tú?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora