Me tendió en la cama y llevó mis manos atadas hacia arriba de mi cabeza.
Su cuerpo apresaba totalmente el mío. Subió mi falda y tiró de mi ropa interior, sin previo aviso sentí su miembro en mi entrada, me dio una mirada llena de lujuria pero también de posesividad. Comencé a llorar debido a la anticipación de lo que iba a ocurrir, mis palabras de súplica no valieron como freno para que se adentrara bruscamente en mí y tuviera que soltar un grito lleno de dolor. Otra cuerda fui instalada en mi boca y ahora mis lágrimas y sollozos se habían convertido en quejas silenciosas.
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¿Tenías que ser Tú?
Short StoryPara un hombre, obtener él rechazo de una mujer puede ser un tiro al blanco en su ego. La venda impuesta por la irrealidad en nuestros ojos puede jugarnos a favor o en contra, la aprovechamos y nos permitimos vivir conforme a lo que soñamos, o atent...